lunes, 31 de enero de 2011

Retórica o violencia: la sociedad incivil


L’insult, la violència verbal (o els que alguns en diuen retòrica), on és la frontera. Perd qualitat la democràcia, un nou debat obert, dins la societat (alguns la tracten aquesta d’incivil), al voltant de la política, les ideologies i les persones (o personatges) que purulent en els mitjans de comunicació i les tribunes mediateques; donant receptes del bé i del mal... Quatre opinions més que il·lustrades per polemitzar o centrar la discussió...     

Tres expertos debaten sobre la radicalización del discurso político en el mundo

EL PAÍS - 21/01/2011

La tragedia de Arizona ha puesto de manifiesto cuan delgada es a veces la línea que separa la retórica política de la violencia. La crispación, la estrategia de polarización para movilizar al electorado diseñada durante la Administración de Bush, ha encontrado imitadores también en España. Pero el precio de su éxito es una democracia de baja calidad.

Las ventajas de la polarización

José Ignacio Torreblanca profesor de Ciencia Política en la UNED

El atentado de Arizona ha puesto en primera plana la radicalización de los términos del debate político en nuestras democracias. Un tono generalmente grueso, cuando no apocalíptico, y deliberadamente simplificador parece dominar el debate político estadounidense. En radios, tertulias, discursos, mítines y programas televisivos se cruzan insultos, descalificaciones e incluso amenazas. Muchos se preguntan si Estados Unidos, que siempre fue considerado un paraíso civil debido a la madurez de su sociedad y sus instituciones, no es hoy simple y llanamente una sociedad "incivil".

El fenómeno no se circunscribe a Estados Unidos. En realidad, España ofrece una buena muestra de una política vociferante, reducida a eslóganes, huérfana de argumentos y donde ni hechos ni datos cuentan o bien son manipulados impunemente. Curiosamente, un país que ha vendido al mundo una transición de consenso, se encuentra, al menos desde el 11 de marzo de 2004, instalado en un ambiente de permanente crispación.

¿Qué explica la polarización? Tradicionalmente, los partidos con posibilidades de gobernar venían compitiendo por el centro del espectro político, por el llamado "votante mediano", un ciudadano modelo que en cada elección adjudicaba racionalmente su voto a cada partido tras haber sopesado la calidad de la acción de gobierno realizada, el programa electoral presentado y la credibilidad de los candidatos. Sin embargo, la fidelidad partidista del votante mediano no es muy elevada, lo que representa un problema para los partidos, que, al igual que las empresas hacen con las marcas, tienen que recurrir a técnicas de fidelización del votante. Ahí comienza el deslizamiento de la política hacia la publicidad, un camino donde la ideología juega un papel esencial puesto que refuerza la identificación de los votantes con los partidos. Como en los anuncios de automóviles donde no se habla del precio ni de las características sino del placer de conducir, los partidos necesitan que los electores estén dispuestos a votarles no solo cuando lo hagan bien, sino también cuando lo hagan mal, lo que solo harán si su ideología les impide cambiar de voto. De ahí la necesidad de polarizar.

En Estados Unidos, George W. Bush ganó por unos pocos votos las elecciones de 2000 compitiendo por el centro, pero arrasó en 2004 cuando siguió la estrategia de Karl Rove y construyó un discurso deliberadamente dirigido a sacar a votar a la derecha religiosa, generalmente abstencionista. El problema ahora es que esa derecha radical representa una especie de genio que se niega a volver a la lámpara, tira de los republicanos hacia la derecha y fuerza a los demócratas a elegir entre moderarse y competir por el centro o buscar un efecto similar por la izquierda, lo que puede radicalizar aún más la vida política. ¿Ha ocurrido algo parecido en España?

Rehenes de los más exaltados

Belén Barreiro directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas

En España, no hay más polarización política ahora que hace 10 años. Las distancias ideológicas entre los partidos son prácticamente las mismas. Sin embargo, sí hay crispación y, al igual que en Estados Unidos, ésta es asimétrica. Al margen de episodios puntuales, como el de Murcia, en el que los implicados no son partidos sino ciudadanos concretos, es la derecha la que tiende a desencadenar la tensión en la vida política española. Y lo hace porque le es rentable.

En un país en el que hay más progresistas que conservadores, la derecha ha debido ingeniárselas para imponer en la competición electoral nuevas dimensiones que estructuren el debate político lejos de la discusión clásica en torno a la igualdad, en la que el PP es perdedor. Los populares lograron que en la legislatura pasada se hablase más de política territorial que de derechos sociales o civiles. Y en esta legislatura el PP huye del debate sobre la salida a la crisis, si debe ser social o no, centrando la discusión en la supuesta incapacidad del presidente del Gobierno para gestionar la economía.

La crispación es una estrategia que consiste en la escenificación diaria del desacuerdo político. En contextos de crispación, la confrontación siempre es selectiva. No se trata de oponerse a todo, sino de elegir aquellos asuntos en los que el choque frontal permita debilitar al adversario. Se busca exagerar el desacuerdo. Airearlo adrede. Paradójicamente, en estos años de crispación selectiva, la oposición ha dado su apoyo a casi tantas leyes como en épocas pasadas.

Para lograr que en España se hable más de aquello que le conviene, el PP necesita adoptar discursos crispados. De la política territorial o de la capacidad del presidente, se puede debatir sin odio. Sin embargo, la crispación permite a los partidos obtener el apoyo de aquellos grupos mediáticos, sociales o económicos con posiciones más extremas que las de la mayoría del electorado. Estos activistas cuentan con una capacidad de movilización espectacular, que difícilmente pondrían al servicio de discursos templados. De la movilización nace el apasionamiento por la política, la disciplina férrea en la defensa de un proyecto y, en última instancia, la asistencia masiva a las urnas. No es casual que en las elecciones de 2008, el aumento de voto al PP se produjese en aquellos territorios en los que creció la participación electoral.

El verdadero riesgo de recurrir a la estrategia de la crispación está en que los activistas radicalizados acaben teniendo vida propia. Es decir, que, en algún momento, ya no haya forma de controlarlos. Si eso ocurre, el partido será rehén de los más exaltados.

Si la mayoría no comparte tus valores

Ignacio Urquizu profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid

La estrategia de la crispación no responde a una posición ética o moral. Los que la emplean pretenden presentarse como los defensores de las esencias y de la pureza de unos valores, pero lo cierto es que la confrontación política no es más que una táctica pensada para ganar elecciones. Su objetivo es doble: movilizar al electorado más próximo y, al mismo tiempo, alentar la abstención de los votantes del partido rival y de los moderados.

Este tipo de estrategia no es nuevo y ha sido ampliamente utilizada en Estados Unidos. En 1800, en la campaña electoral entre Thomas Jefferson y John Adams, un periódico de la época advirtió que si Jefferson era elegido presidente, el asesinato, la violación y el adulterio estarían permitidos. Años más tarde, en 1828, el candidato Andrew Jackson, uno de los fundadores del Partido Demócrata, sufrió una brutal campaña de desprestigio. Recibió tanto insultos como, por ejemplo, ser hijo de una prostituta. O en fechas más recientes, bajo la presidencia de Bill Clinton, el Comité de Acción Política del Partido Republicano recomendó referirse al presidente usando los calificativos de "patético", "enfermo", "traidor" o "corrupto".

La derecha española ha importado a nuestro país esta estrategia porque hay algo que une a EE UU y a España: la mayoría de los ciudadanos se siente más próxima a los partidos progresistas. En España, si analizamos las encuestas del CIS, observaremos que la sociedad es mayoritariamente de centro-izquierda. Algo similar ocurre en Estados Unidos. José María Maravall ha analizado las encuestas de CBS / New York Times para el periodo 1992-2007 y ha observado que solo en dos de las 104 muestras, los republicanos tenían cierta ventaja sobre los demócratas (La Confrontación Política, 2008, Taurus).

Por lo tanto, en los casos español y norteamericano la estrategia de la crispación pretende que la derecha pueda ganar las elecciones en una sociedad donde la mayoría no comparte sus valores. Esta confrontación sólo desaparecerá una vez alcance el poder.

Ahora bien, el riesgo de emplear este tipo de estrategia es doble. Por un lado, la dureza de los argumentos puede ser tan elevada, que algún perturbado se puede sentir legitimado para cometer una barbaridad. Por otro, este tipo de estrategia cierra todas las puertas a posibles acuerdos o puntos en común sobre aspectos fundamentales para una democracia, como puede ser la renovación del Tribunal Constitucional o un pacto global para salir de la crisis.

Además, la democracia se hace más débil, puesto que el debate político se embrutece. ¿Por qué escuchar los argumentos de los progresistas cuando, en palabras de Karl Rove, "los liberales miran a Estados Unidos y ven campos de concentración nazis, gulags soviéticos y las tierras mortales de Camboya?".

Estrategia del insulto

JUAN CRUZ - EL PAÍS -16/01/2011

He hablado del insulto con algunas personalidades del pensamiento y las artes. Es el asunto más viejo del mundo. El insulto es una forma de vida, nos acompaña, de una o de otra forma, desde la infancia, y es también como el agua, se cuela por cualquier rendija. Es agua sucia, vaya por delante.

La estrategia del que insulta, la estrategia del insultado. Lo que me decían aquellos señores con los que hablé -don Emilio Lledó, filósofo, entre otros- es que el insulto es una forma del chantaje; acaso la más evidente o grosera, la más difícil de contrarrestar porque establece una diferencia radical entre quien insulta y quien es insultado, si éste no quiere bajar a las arenas enfangadas del que profiere el insulto.

Es una estrategia de chantaje. El que insulta establece sus reglas; ataca al otro, lo acorrala con la pestilencia de su aliento y lo convierte, en ese rincón, en un ciudadano indefenso. A no ser que el ciudadano levante la voz y utilice la fuerza u otros argumentos. ¿Otros argumentos? Los argumentos no sirven; el objeto del chantaje es, precisamente, convertir en inservibles los argumentos.

Frente al chantajista que insulta, ¿de qué vale la información, la respuesta del otro? El nacimiento del insulto tiene el propósito de ningunear al otro, de destrozarlo con sus descalificaciones; el insulto es, en puridad, un fusilamiento. Se trata de noquear al adversario, de tirarlo al suelo, de humillarlo en la vía pública. ¿Qué se puede hacer frente a eso? ¿Luchar con las mismas armas? Lo que decían mis interlocutores es que tiene tanto poder en la vida común en este momento el insulto que ya se han desvanecido las fronteras y el público se toma el insulto como un argumento más.

Decía José Luis Cuerda que cuando alguien te llama hijo de puta lo que puedes hacer es preguntarle si él tiene datos que permitan corroborar semejante afirmación. Si el que insulta comprobara la raíz de sus inquinas es probable que se aminorara el número y el nivel de los insultos. ¿Qué hacer cuando alguien es insultado?, le pregunté a Cuerda. Él me dijo: "Se debe responder tratando de hacer como si la cosa no fuera contigo. Responder como los viejos ingleses: con el látigo de la indiferencia". ¿Y si eso no resulta? "No te lo voy a decir; no conviene marcar las cartas antes de usarlas".

El insulto es una mala arte, es decir, una artimaña; coloca al otro en una situación imposible, a no ser que la sociedad lo ampare. Lo que sucede muchas veces es que la sociedad no reacciona hasta que el insulto no alcanza niveles colectivos, o cuando el insulto alcanza niveles ya tormentosos de griterío. El insulto nace también para que el otro sepa el poder del que insulta; cuanto más grave es lo que se dice, más se desea la indignación del otro, para que el aguardiente produzca la combustión necesaria. Ahora vivimos en España una crispación especial, alimentada muchas veces por periodistas y por políticos; pones la tele, escuchas la radio, lees la prensa, y compruebas que, en efecto, los límites entre el argumento y el insulto se han ido superando y ya la confusión es total. Ya el insulto es más que el argumento. ¿Qué hacer? Lledó aconsejaba educación, lectura, sosiego, entendimiento. ¿Y eso cómo lo vas a lograr en medio del griterío?

Con paciencia, dijo, con paciencia. La estrategia del insulto es, precisamente, que el otro pierda la paciencia.

viernes, 28 de enero de 2011

Hablan: Caballero Bonald y Goytisolo

Juan Goytisolo i José Manuel Caballero Bonald, escriptor i poeta, així es defineixen, dues recents entrevistes, on com sempre es barreja literatura (la seva obra), saviesa intel·lectual i política. És un plaer reproduir-les:   

"El lector justifica la literatura"


JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD poeta.

A las puertas de publicar el que dice que será su "libro testamento", aparece la antología 'Ruido de muchas aguas' y reafirma su postura crítica contra la derechización del país

PEIO H. RIAÑO - PÚBLICO - 20/01/2011 

Vive cerca de uno de los pinares más grandes de Madrid, entre calles con nombres de montes. La experiencia de la naturaleza, sobre todo la marítima, nutre gran parte de su poesía, como queda reflejado en la antología Ruido de muchas aguas, que publica Visor. La poesía de José Manuel Caballero Bonald (Cádiz, 1926) se mira en el espejo de Valente y Barral, con la intención de que la palabra termine por significar más en el poema que en el diccionario, aunque él también escribe por acicate, ante el desacuerdo y contra el acomodo. Después de todos estos años se queda con las ganas de haber escrito una novela sobre el Cervantes anónimo, el de la clandestinidad, el andariego, "la nocturnidad de Cervantes por los burdeles de Sevilla". Precisamente tiene todos los premios menos el Cervantes. Tendrá que esperar, al menos, dos años.

- ¿Qué es lo que le separó del grupo de los cincuenta?

No estoy en contra de aceptar esa filiación con el grupo del cincuenta, teníamos cosas en común pero no literariamente. Con Barral y Valente sí, pero con el resto no. La belleza del lenguaje, la corrección de la palabra me alejó de aquel grupo que aceptó los simplistas instrumentos de la novela social.

- En Manual de infractores' (Seix Barral) sí hay escritura desde la indignación.

Sí, pero me refería a los más esquemáticos enunciados de la poesía social, ese empobrecimiento de la palabra poética en beneficio de que llegara al mayor número de destinatarios. Eso me parece literariamente innecesario. Ahora bien, el sentido social de la literatura me sigue pareciendo muy evidente y nunca lo he abandonado. Incluso una vez muerto Franco e ingresados en esta tambaleante democracia he escrito poemarios como Manual de infractores y La noche no tiene paredes, con poemas destacadamente enfrentados a un mundo que detesto.

- ¿Con la edad uno se hace más valiente o consciente de la necesidad que tiene la sociedad?

Es verdad que a medida que he cumplido años me he vuelto bastante directo. Antes me callaba pero ya no. Y menos en un mundo como el actual, con una derechización del país, desde la universidad a la política. Todo ese mundo acomodaticio y conservador, en el que el fantasma de Aznar se aparece cuando menos lo esperas.

- ¿Los jóvenes literatos son valientes o se guardan de la crítica?

Creo que todavía no tienen la edad de ser valerosos o denodados. Pero escritores como Carlos Pardo, Antonio Lucas, José Luis Rey, Azaústre, José Luis Vela hacen una poesía que se aparta del canon, al margen del realismo más simple y de las tendencias figurativas contemporáneas. Ellos son unos desobedientes a los que me siento muy cerca. La gran literatura está hecha por grandes desobedientes.

"El fantasma de Aznar aparece cuando menos lo esperas"

- ¿La poesía es algo más que un pellizco de monja frente al poder?

Dudo que la poesía tenga eficacia social. Antes uno era crédulo y pensaba que podía cambiar el mundo o la historia, pero eso no es más que una utopía. La utopía es una esperanza largamente aplazada. La poesía sólo sirve para enriquecer la sensibilidad del que lee, con eso ya es bastante. El lector justifica la literatura.

- ¿La poesía de Caballero Bonald pasó del experimento a la poesía que se defiende de la vida?

Eso es bastante preciso. Para Pavese, poesía es una forma de defensa contra las ofensas de la vida. Eso lo tengo muy presente: escribo defendiéndome de algo, contra lo que detesto. Quiero que el lector se vea reflejado. A partir de El descrédito del héroe (Bartleby) esto lo tuve muy presente. No quiero pertenecer a esa España que también detestaba Luis Cernuda.

"No quiero pertenecer a esa España que también detestaba Luis Cernuda"

- ¿Es rentable escribir con ira?

No, no lo es. He dicho cosas con aspereza. Y eso me ha ocasionado ciertos desacuerdos, no ha sido rentable, pero eso me da igual ya.

- ¿Qué motivos tiene el autor hoy para rebelarse?

Muchísimos. Desde las agresiones a los corruptos considerados héroes. Siempre me he tenido por un anarquista con gustos burgueses, pero me he transformado mucho con las circunstancias que vivimos hoy, vuelvo a mencionar la derechización. Somos un país aconfesional que siente nostalgia de la España nacional católica. Hay cosas que no te puedes explicar, como el hecho de que haya franquistas que puedan llevar a los tribunales a un juez acusándole de juzgar los crímenes del franquismo ¿Quién entiende eso? Estamos pagando aquella Transición cosida con alfileres. Es incomprensible que no se haya creado un tribunal que juzgara a los crímenes del franquismo.

- ¿Qué aporta la memoria como recurso narrativo?

La memoria es fundamental, el factor desencadenante de la acción literaria. Recuerdo cosas que he vivido y las modifico, las deformo. No como género autobiográfico, simplemente es el telón de fondo de lo que estoy explicando. Reproducir los recuerdos y modificarlos.

- ¿Y entre la memoria y la verdad?

A mí la verdad en literatura no me interesa para nada. Todo es ficción. El escritor miente todo lo que puede si eso favorece a la ficción literaria.

- ¿Le interesa hurgarse públicamente?

La verdad es que llevar al papel el viaje interior me cuesta trabajo. Sin embargo, es cierto que mi próximo libro es la búsqueda de mi interioridad, para ver hasta qué punto es verificable por la literatura. Cuando interiorizo hasta tener una iluminación, ocurren estas cosas. Será un libro testamento. Un libro largo, muy especial. De lo que he escrito será lo que merezca la pena.

"La vejez es una época envidiable"


ENTREVISTA: JUAN GOYTISOLO escritor de ROSA MORA - EL PAÍS - 19/01/2011

Juan Goytisolo cumplió 80 años el 6 de enero. Lo celebra con la publicación del octavo volumen de su obra completa Guerra, periodismo y literatura (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). Está activo, muy activo. Se ha involucrado personalmente en la edición: ha revisado, modificado o hecho introducciones en un volumen que muestra su trayectoria intelectual y ética.

"No me extraña lo de Túnez. Era una cleptocracia y un estado policial"

"El Premio Nacional me sentó como un tiro. No quiero ser un bien nacional"

Para Goytisolo fue ayer inevitable hablar de Túnez. "No me extraña lo que sucede. Es el único país árabe que ha tenido una experiencia democrática y laica. Ahora era una cleptocracia, un estado policial. La autoinmolación de un joven, el escándalo que se creó por los papeles de Wikileaks y la influencia de las nuevas tecnologías ha hecho que la población estallase". "¿Efecto contagio? No creo. Quizá Egipto, donde la oposición se siente tan ahogada como en Túnez y donde aumenta la pobreza".

Pregunta. En la introducción de este volumen dice que el ordenamiento que ha hecho de su pensamiento crítico le ha ayudado en la búsqueda de la serenidad propia de la vejez.

Respuesta. Cuando llega la vejez no necesitas competir con nadie. La vejez es una época envidiable. Con la edad tomas distancia, estoy y no estoy.

P. Es obvia la relación que hay entre sus artículos periodísticos y la creación literaria.

R. La creación es paralela a la reflexión crítica y literaria. Son inseparables. Tras mis viajes a Sarajevo y los artículos que publiqué, escribí Ciudad sitiada y El sitio de los sitios. Quería poner a los lectores en la misma situación de los sitiados de Sarajevo. También fue mi venganza contra la Europa indiferente.

P. Tenía más de 60 años cuando decidió ir a Bosnia. ¿Por qué lo hizo?

R. En la primavera de 1993 viví dos meses en Berlín, donde me encontré con Susan Sontag. Ella me dijo: "Tienes que ir a Sarajevo". Y fui. Nunca le agradecí suficientemente esta incitación.

P. Más de 20 años después ¿cómo lo ve?

R. La convivencia entre comunidades que existía antes del nacionalismo serbio de Milosevic ha desaparecido.

P. En De la Ceca a la Meca, incluido en el libro, se ve su interés y preocupación por las relaciones entre el islam y Occidente.

R. Los textos partieron de las dos series que hice para TVE, Alquibla I y Alquibla II. Quería mostrar la diversidad del mundo musulmán, la cultura, la arquitectura, la música, las tradiciones... Una cosa es ser musulmán, otra ser islamista y otra pertenecer a Al Qaeda o a uno de esos grupos en los que la gente se inmola.

P. Habla de que el principio fue la guerra del Golfo.

R. La videoguerra del Golfo, una oficina de propaganda para difundir mentiras. Hoy eso ya no es posible. No es posible el silencio plúmbeo sobre la matanza de 8.000 bosnios en Srebrenica el 11 de julio de 1995. El silencio duró 40 días y quien lo rompió fui yo, que pude enterarme en Sarajevo por los testimonios de algunos que pudieron escapar. Ahora lo vemos todo en directo.

P. Ha cumplido 80 años, ¿se arrepiente de algo?

R. He hecho algunas rectificaciones. Me puedo arrepentir del artículo Pueblo en marcha que escribí con el entusiasmo de 1961 sobre la revolución cubana. Me desengañé. Hay que dar cuenta de estas cosas.

P. Nunca se afilió al Partido Comunista.

R. Mucha gente de mi edad, sí. No entré, lo que me evitó ser anticomunista. Cuando visité la URSS conté lo que veía. Nos decían una cosa y veíamos otra. Hay un abismo entre la realidad y la realidad ideologizada.

P. Le han preguntado muchas veces qué lugar ocupa en la literatura española y contesta que ninguno. No es posible.

R. Eso lo decidirá la historia. Mi trayectoria es singular, no creo en las agrupaciones generacionales. Mi literatura es anómala.

P. ¿Qué quiere decir?

R. Que he roto moldes.

P. Lo hizo con Señas de identidad y, sobre todo, con Don Julián.

R. Estaba en Tánger y contemplaba la costa española. Fue fácil identificarme con la figura de don Julián para buscar las raíces del nacionalcatolicismo. Estaban en la Inquisición.

P. ¿Cómo ve hoy a la Iglesia en España?

R. Regresa cierto espíritu de cruzada. Su Antigüedad Benedicto XVI habló de que hay que reconquistar España. Solo se me ocurre el humor para hablar de ella.

P. Ha recibido muchos premios, el Juan Rulfo, el Nelly Sachs, el Octavio Paz, el Nacional de las Letras...

R. Este me sentó como un tiro. Nunca he querido ser un bien nacional. Me molestó, pero acepté.

P. ¿Y el Don Quijote?

R. Me encantó. Como dice Carlos Fuentes soy de nacionalidad cervantina.

P. En marzo recibirá en Ramala el primer Premio de la Fundación Mahmud Darwish.

R. Me honra y me quita el mal sabor de boca que me dejó aquel premio internacional que quisieron darme y que supe que estaba dotado por Gadafi. No tiene dotación, ni yo hubiera aceptado un solo centavo palestino.

El acuerdo de pensiones un éxito político del Gobierno y los sindicatos


El pacte social sobre pensions, pràcticament tancat, té una importància política que difícilment pot ser menyspreada. D'entrada, és un acord de llarg abast, probablement l'únic que aconsegueixi un ampli suport, polític i dels agents socials, de la cadena de reformes econòmiques en què s'ha embarcat el president Zapatero. És un èxit també per UGT i CC OO, ja que trenca amb la perniciosa actitud hostil, basada en la perniciosa defensa de drets, que la situació de l'economia i l'ocupació no recolzen, en la negociació amb Govern i empresaris. No menys important és l’esforç dels negociadors per buidar els dubtes que pugui suscitar entre els inversors la hipòtesi d'un eventual col·lapse del sistema de pensions, que lògicament portaria al fet que el Pressupost general de l'Estat hagués de fer-se càrrec d’aquest.

El contingut pactat dista molt d'una reforma radical, que trastoqui dràsticament les expectatives vitals dels treballadors. Govern i sindicats han acceptat que l'objectiu principal era perllongar la vida laboral efectiva de l'assalariat, abans que imposar dates rígides de jubilació. A grans trets ve a dir que: hi ha un ajornament de l'edat de jubilació (des dels 65 anys actuals fins als 67), el més important és una detallada casuística que estableix a relacionar vida laboral i jubilació. Així, un treballador només podrà jubilar-se als 65 anys amb la pensió completa si ha cotitzat durant 38,5 anys. Per a la resta dels treballadors serà necessari cotitzar durant 37 anys per retirar-se amb la pensió completa als 67 anys. La negociació ha fet possible un acord que era difícil (el Govern pensava que el mínim de cotització per jubilar-se als 65 eren 40 anys), però també dir, que en altres apartats el Ministeri de Treball s'ha mostrat gens flexible. Com ha estat que per calcular la pensió es tindran en compte els últims 25 anys, en lloc dels 15 de l'actualitat.

Algunes opinions han discutit de la reforma l'excessiva durada del període transitori per ampliar l'edat de jubilació. Tal com està pactat, començarà el 2013 i acabarà el 2027, de manera que la vida laboral augmentarà a un ritme d'un mes i mig per any. I això transmet: la clara voluntat política, de buscar la solvència del sistema de pensions amb més rapidesa.

La qüestió cabdal és si aquesta reforma cancel·la definitivament el risc d'un col·lapse del sistema de pensions. La resposta és que, molt probablement, el risc queda pràcticament conjurat durant els propers 40 anys. Sobretot si l'economia espanyola torna a taxes de creixement superiors al 2% i crea quantitats raonables d'ocupació. L'altra gran assignatura pendent de la nostra economia, a curt termini.

Ara la importància de la reforma és que trenca amb la idea que el sistema de pensions és intocable i instaura el precedent que pot revisar-se periòdicament per corregir les deficiències sense que això constitueixi un drama social. Resumint, és un èxit polític que cal atribuir a la insistència del Govern espanyol i a la flexibilitat dels sindicats, que han actuat amb una enorme resposabilitat.

- Una interessant opinió política:

Ocho meses después

LUIS R. AIZPEOLEA - EL PAÍS - 28/01/2011

Cinco días después de la noche aciaga del Ecofin del 8 de mayo de 2010, en que la economía española estuvo al borde del abismo, José Luis Rodríguez Zapatero inició en solitario la carrera al galope de unas reformas impopulares, con la congelación de las pensiones y la bajada del sueldo de los funcionarios, para contener a los mercados. En la votación de aquel decreto, Zapatero estuvo tan solo que salvó el test parlamentario por un solo voto.

Ayer, recordaba este dato a Zapatero uno de sus colaboradores para ilustrar la importancia del camino recorrido en este tiempo, desde el 8 de mayo, con el pacto sobre la reforma de las pensiones que acaba de cerrar con los sindicatos al que se sumarán más partidos.

Un acuerdo que el entorno de Zapatero no oculta que es el más importante logrado desde los Pactos de La Moncloa de 1979 -se ampliará a la política industrial y energética- y que, además, garantiza un amplio respaldo al proceso de reformas que el presidente inició en solitario hace ocho meses y que impulsó en octubre con el nombramiento de Valeriano Gómez como ministro de Trabajo y de Alfredo Pérez Rubalcaba como vicepresidente.

Zapatero concede especial importancia a este acuerdo no solo porque asegura su decidida apuesta por la política de reformas sino por el mensaje de estabilidad política que dirige tanto a los mercados internaciones como a los inversores nacionales. Tampoco es menor lo que supone de reconciliación con sus bases sociales la recuperación del pacto con los sindicatos, roto desde mayo, así como su impacto en el PSOE, que ahora aborda en mejores condiciones unas complicadas elecciones municipales.

- Tres bons articles d’opinió dels protagonistes de l’acord:

Un pacto siempre es mejor

El responsable del PSOE en la negociación con los partidos de la reforma de las pensiones asegura que se recupera un modo de hacer política que ha sido muy beneficioso para España

Jesús Caldera vicepresidente de la Fundación IDEAS y ha sido ministro de Trabajo entre 2004 y 2008 - EL PAÍS - 27/01/2011

El acuerdo alcanzado entre el Gobierno y los agentes sociales para la reforma del sistema de pensiones es una buena noticia, que será aún mejor cuando se amplíe al resto de temas que estaban en la mesa de diálogo, como la negociación colectiva o la remodelación de las políticas activas de empleo.

El pacto social recupera un modo de hacer política que ha sido muy beneficioso para nuestro país. Cuando los cambios se producen tras una negociación constructiva todos ganamos. Esa es la fuerza del diálogo social que los socialistas siempre hemos defendido, que ha presidido los períodos de mejoras simultáneas en el ámbito de la eficiencia económica y la equidad social.

Con este acuerdo, todos ganamos. El Gobierno se garantiza que las reformas serán más efectivas y más rápidas porque se aplicarán en el día a día con la complicidad de empresarios y trabajadores; los agentes sociales ganan legitimidad social porque demuestran su compromiso con la transformación socioeconómica que precisa nuestro país; y la sociedad gana en su conjunto porque el gran pacto social reducirá las incertidumbres que nos venían acosando y supone un paso más hacia la recuperación económica.

Hace 90 años, cuando una persona nacía, no tenía cubierto ninguno de los riesgos vitales a los que se enfrentan los trabajadores: la enfermedad, el desempleo, el envejecimiento o la incapacidad. Hoy en día los tiene todos cubiertos gracias a políticas impulsadas por los Gobiernos socialistas a partir del diálogo social. Este pacto es un paso decisivo en esa dirección, que da respuesta a una situación que requería el esfuerzo que se va a hacer.

Desde 1919, cuando nace el sistema de pensiones en España, 22 millones de pensionistas se han beneficiado de él. En los próximos 35 años nuestro sistema afrontará la necesidad de dar cobertura a otros 22 millones, con la diferencia de que van a vivir el doble y con una pensión mucho mejor. Esta reforma garantiza que el sistema público de pensiones podrá responder a este desafío y seguirá proporcionando bienestar a los mayores de este país. Es un logro de todos, de los trabajadores, de los empresarios y de todos los partidos del arco parlamentario. Ya hemos comprobado la buena disposición de la mayoría que aprobó a principios de esta semana las recomendaciones del Pacto de Toledo. Ahora, sería deseable que el resto de grupos parlamentarios se sumaran al acuerdo.

El año pasado terminó con dudas sobre la solvencia económica de nuestro país y con un clima poco constructivo de enfrentamiento social y político. Sin embargo, este año ha comenzado mucho mejor. Los últimos datos disponibles demuestran que el déficit público está bajo control, el déficit exterior sigue cayendo, la producción industrial se está recuperando y algunos de los sectores que deberán protagonizar el nuevo modelo económico ya están despuntando. Esta senda positiva se verá reforzada por el pacto social alcanzado. Y será la demostración de que la salida a la crisis será aún más sólida si se hace reforzando nuestro modelo de bienestar.

La necesidad de preservar la cultura del acuerdo

Cándido Méndez y Ignacio Fernández Toxo secretarios generales de UGT y CC OO - EL PAÍS - 28/01/2011

En la actual situación de España de crisis económica y de empleo, con cerca de cuatro millones de parados, es preciso destacar que hemos sido capaces de articular un Pacto de Estado que preserva del debate electoralista y el conflicto social la esencia misma de nuestro Estado de Bienestar: las pensiones. Gracias al método instaurado en el Pacto de Toledo, basado en la negociación y el acuerdo, se ha conseguido realizar las reformas necesarias con una altísima legitimación social. Una legitimación, por cierto, tanto de los contenidos de los propios acuerdos como de quienes los han hecho posibles.

Con este método nuestras pensiones están insertas en un proceso periódico, casi podríamos decir que sistemático, de reformas en las que llevamos embarcados más de 15 años. Se han realizado varias reformas legislativas. Todas ellas engarzadas en una hoja de ruta clara y consensuada, presidida por las recomendaciones parlamentarias del Pacto de Toledo.

La seña distintiva de todas estas reformas ha sido la de la negociación y los acuerdos amplios en el ámbito político (Congreso) y en el social (con sindicatos y empresarios). Esto ha hecho posible que todas ellas hayan estado presididas por la lógica del equilibrio, que sólo puede derivarse del debate y el acuerdo entre quienes representan el conjunto de intereses que conforman lo que llamamos "el interés general". Hemos demostrado sobradamente que la negociación no significa inacción, sino todo lo contrario.

Desde el movimiento sindical somos conscientes de que las reformas del sistema de pensiones son necesarias, pero no para calmar a los mercados (como está argumentando el Gobierno) sino para garantizar la calidad de las pensiones y preservar sus niveles de protección en el futuro como consecuencia del reto demográfico y financiero que deben afrontar. Sabemos que el principal reto que hemos de abordar en pocas décadas es el de tener que pagar más pensiones, durante más tiempo y más altas. Para ello hemos puesto en la mesa de negociación propuestas alternativas al retraso obligatorio y generalizado de la edad de jubilación a los 67 años que planteó el Gobierno.

Es posible mejorar la protección social y asegurar la sostenibilidad del sistema sin recurrir a meros recortes de derechos, actuando de forma equilibrada sobre los ingresos, los gastos y la equidad interna del sistema de pensiones; mejorando su contributividad, la protección social de las mujeres y los jóvenes como alternativa a la reducción del gasto.

Nuestro objetivo es garantizar la sostenibilidad del sistema y la cohesión social.

Una reforma para lograr un sistema sostenible

Juan Rosell presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) - EL PAÍS - 28/01/2011

Desde hace mucho tiempo, los empresarios españoles venimos pidiendo que se lleven a cabo reformas estructurales que afecten a diversos ámbitos económicos y sociales.

Consideramos que estos cambios, aplicados con su tempo más adecuado, son la mejor medicina para salir de la crisis económica actual. La reforma de las pensiones, por poner un ejemplo, resulta una de las más acuciantes y la hemos de llevar a cabo con intensidad y profundidad, involucrándonos todos en esta tarea: el Gobierno, los interlocutores sociales y los políticos, es decir, toda la sociedad en su conjunto, remando todos de esta manera en una misma dirección.

Los datos son tozudos. En España, en la actualidad la edad legal de la jubilación de los trabajadores está fijada en el límite de los 65 años. Sin embargo, la realidad nos demuestra que el promedio de edad viene realmente marcado en los 63,5, y que cada año se jubilan más de 270.000 personas.

Estas y otras cifras nos indican que la reforma económica es necesaria y, por tanto, que debemos intentar llegar a un acuerdo. Todo indica que ahora estamos cerca de lograrlo. Los empresarios confiamos en que en los próximos días se cierren los capítulos y flecos que aún están pendientes, y esperamos poder tener de esta forma un documento en firme. En todo caso, ahora estamos en un buen momento para recordar los planteamientos empresariales.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha defendido siempre que la reforma de pensiones que necesita España ha de responder a dos objetivos básicos.

Por un lado, tiene que garantizar la sostenibilidad y flexibilidad del sistema, de manera que se asegure a los mercados -tanto a los internacionales como a los españoles- que el gasto público no va a crecer hasta niveles que no se puedan financiar o que, para hacerlo, se tengan que elevar tanto los impuestos que se destruya el tejido empresarial.

De otro lado, con la reforma de las pensiones se debe aprovechar para crear el espacio necesario para que se reduzcan las cotizaciones sociales, puesto que no puede haber sostenibilidad si al mismo tiempo no se crea empleo.

Y no nos olvidemos de que una gran parte de las figuras impositivas en España lo son sobre el empleo. Por ello, la reforma debe hacer todo lo posible por reducir cotizaciones. Y en este sentido el acuerdo, tal como parece configurarse, significa un paso importante para que se logre esa reducción. Al igual que también lo es para mejorar en algunos aspectos relacionados con la flexibilidad en las empresas, en el ámbito de las cotizaciones de los autónomos y del tratamiento de las mutuas, entre otras cuestiones.

miércoles, 26 de enero de 2011

Hu Jintao visita EE UU

La visita del president de Xina als Estats Units d'Amèrica, la setmana passada marca la voluntat del Govern xinès d'irrompre i marcar agenda en l'escena mundial com a nova superpotència i, de manera simètrica, la disposició nord-americana a concedir-li aquesta consideració. Barark Obama, com a amfitrió va declarar, que no tenen cap temor al fet que Xina mantingui el seu desenvolupament durant molts anys. "L'ascens de Xina és bo per a Estats Units i bo per al món". Xina s’ha convertit en el principal banquer internacional i, per tant, en l'actor decisiu per fer front a la gran crisi que sacseja al sistema financer des de l'estiu de 2007. Pequín no ha dubtat a rendibilitzar políticament el volum de les seves reserves, buscant esmorteir, quan no silenciar, les crítiques per la seva situació política interior. Encara que el President Obama, ha estat un dels pocs dirigents mundials a evocar públicament la qüestió dels drets humans davant el Govern de Hu Jintao. És preferible, sens dubte, que aquesta rivalitat en les altures es dirimeixi per la via dels acords i no dels mecanismes de la guerra freda, alguna cosa en el que ha insistit el president xinès, des de la seva arribada a Washington. Però cal preguntar-se sobre els límits d'aquesta negociació quan una de les parts està representada per un Govern que s'erigeix sobre la falta de llibertats per als seus ciutadans.

Reprodueixo les quatre magnifiques cròniques de la visita de Hu Jintao als EUA, de Antonio Caño, corresponsal de El País a Washington.

Hu Jintao llega a EE UU para ratificar el papel de China como superpotencia


Obama y el presidente chino intentarán tranquilizar a los mercados globales

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS - 19/01/2011

Con 21 salvas y una cena de gala, EE UU rindió la noche del martes los máximos honores a un invitado ilustre, el presidente de China, Hu Jintao, que llega a Washington para registrar el reconocimiento a su país como la nueva superpotencia con la que desde ahora es necesario negociar y repartir el poder mundial. En tal condición, Hu y Barack Obama abordarán una agenda que abarca todos los grandes problemas internacionales y tratarán de enviar un mensaje tranquilizador, tanto en los asuntos políticos como económicos.

Casi a diario pasan por aquí, en actitud más o menos genuflexa, líderes de países amigos que necesitan apoyo o de pequeños rivales en busca de notoriedad. Pero hace muchos años que no entra en la Casa Blanca el presidente de una nación decidida a disputarle a Estados Unidos la supremacía mundial. Desde la visita del último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, ha pasado ya casi un cuarto de siglo, y entonces vino para firmar unos acuerdos de desarme que anunciaban la decadencia definitiva en la que había entrado ese país.

El viaje más significativo de un líder chino fue el de Deng Xiaoping, en 1979, inolvidable, con su sombrero tejano y su paseo por la fábrica de Coca-Cola, la forma más clara de expresar la voluntad china de abrirse al mundo. Desde entonces, esa nación no ha cejado en ese empeño. Hu ya estuvo en Washington en 2006, pero en esa ocasión se sintió ofendido por el trato descortés que le dispensó George W. Bush, cuando EE UU no había decidido aún de forma clara cómo lidiar con una China amenazante y necesaria en la misma proporción.

En los años transcurridos desde esa última visita, China ha acentuado ambas características, pero EE UU se ha rendido ya -y esta visita lo demostrará- ante el hecho de convivir con esa realidad. En ese periodo, China no solo se ha convertido en el banquero de EE UU, sino que se atreve a desafiar el poder norteamericano en cualquier región del planeta.

Entre 2008 y 2010, según revela un informe del Financial Times , China ha prestado a los países en desarrollo 110.000 millones de dólares, no solo más que EE UU, sino más que el Banco Mundial, la institución, con sede en Washington, que gobierna la economía capitalista. Los principales receptores de esos créditos indican también el amplio abanico de intereses chinos: Rusia, Venezuela, Brasil, India, Ghana y Argentina.

China ha sustituido a Rusia como principal alternativa al poder estadounidense y expande su influencia a regiones históricamente reservadas a los intereses norteamericanos, como América Latina, y a otras en disputa, como África y Asia. El reciente viaje de Obama a India, escenario central de la lucha por el control asiático, fue la última demostración de que Washington no renunciará fácilmente a su posición actual. Pero la presencia de Hu en EE UU, donde estará cuatro días en los que hablará con congresistas y empresarios y en los que también se trasladará a Chicago, no tienen tanto el interés de marcar las diferencias como el de resaltar los intereses compartidos. "Ambos tenemos mucho que ganar de unas buenas relaciones y mucho que perder de la confrontación", afirma Hu en una entrevista por escrito concedida a The Washington Post y The Wall Street Journal.

El progreso de ambas naciones está, sin duda, en estos momentos asociado a su grado de entendimiento. China dispone del dinero que EE UU necesita para mover su economía y Estados Unidos -y sus aliados- aporta los mercados imprescindibles para que China crezca. Por esa razón, es probable que Obama y Hu intenten aparcar algunas diferencias sobre Corea del Norte, Irán, Taiwán o la cotización de la moneda china para potenciar el conjunto de una relación que reclama un clima de duradera estabilidad.

Los gobernantes norteamericanos detectan, además, una evolución positiva en casi todos esos asuntos. En sus contactos recientes, tanto la secretaria de Estado, Hillary Clinton, como el secretario de Defensa, Robert Gates, han percibido una mayor presión de Pekín para que Corea del Norte contenga sus amenazas nucleares y un cierto distanciamiento de Irán.

En el tema monetario, aunque en las últimas semanas se ha producido una pequeña revaluación del yuan o renminbi (los dos nombres de la moneda china), el secretario del Tesoro, Tim Geithner, sigue creyendo que está artificialmente sostenido por encima de su valor para favorecer las exportaciones chinas. Algunos cálculos estiman que si China devaluara el yuan un 20% -su verdadera cotización- el déficit comercial norteamericano, que fue el año pasado de 500.000 millones de dólares, se reduciría de inmediato en más de 100.000 millones.

El asunto más espinoso es el de los derechos humanos. Obama está sometido a una fuerte presión interna para plantearlo, mientras que el margen de maniobra de Pekín al respecto, como ha demostrado el trato dado a Liu Xiaobo, el disidente premio Nobel de la Paz, es muy reducido.

Hu Jintao admite el déficit en libertades

El presidente chino reconoce en público ante Obama que "queda mucho más por hacer" para mejorar la democracia y los derechos humanos en su país

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS - 20/01/2011

La categórica declaración del mandatario estaba muy preparada

Hu Jintao se mostró dispuesto al diálogo "desde la base de la no interferencia"

"El ascenso de China es bueno para EE UU y para el mundo", dijo Obama

Los líderes del Congreso no fueron a la cena de gala en la Casa Blanca

Después de titubeos y dudas que le dieron tensión y emoción a un momento quizá trascendente, Hu Jintao hizo ayer en la Casa Blanca el mayor compromiso con la democracia y los derechos humanos que se haya oído jamás en público a un presidente de China. Si no es una mera treta diplomática para sortear una ocasión comprometida, este es un paso que puede resultar crucial en el proceso de reconocimiento de China como potencia mundial y de su ascenso a la categoría de líder de referencia universal.

"Continuaremos nuestro esfuerzo por mejorar la vida de los chinos y mejorar la democracia y el imperio de la ley... Hemos hecho enormes progresos en derechos humanos, como ha reconocido todo el mundo, pero aún queda mucho más por hacer", declaró Hu, quien manifestó que siempre que se ha entrevistado con el presidente norteamericano, Barack Obama, ocho veces en total, han discutido sobre los derechos humanos y que no tiene inconveniente en seguir haciéndolo, siempre que sea "desde la base de la no interferencia". Sin mencionar particularmente a Estados Unidos, añadió que, en materia de derechos humanos, había de admitir que China tiene que "aprender de otros países".

Hu aseguró que China "está comprometida y defiende la universalidad de los derechos humanos", aunque advirtió que, a la hora de juzgar sobre su cumplimiento, era necesario tener en cuenta "las diferentes circunstancias nacionales". Aludió a la historia de China, al volumen y diversidad de su población, y dio a entender que en esta materia, como en otras, las autoridades chinas avanzarán a su propio paso, atendiendo a las complejidades y necesidades de su sociedad.

La situación de los derechos humanos en China, el asunto más delicado que permanece en una relación bilateral que, por lo demás, está entrando en la era de lo que Obama definió como "amistosa competencia", había sido previamente abordado por el presidente norteamericano en una conferencia de prensa que comenzó en medio del caos y los peores augurios y concluyó como un gran acontecimiento.

Obama dijo, ante la primera pregunta de un periodista norteamericano, que aunque es necesario entender que "China es un sistema diferente, una cultura diferente, con una historia diferente también, Estados Unidos entiende los derechos humanos con una necesidad que trasciende las culturas" y como "un beneficio para todos los países del mundo, incluido China".

La pregunta del mismo periodista incluía una alusión a Hu para que contestara si creía que Estados Unidos tenía derecho a ocuparse de la situación de los derechos humanos en China. De repente, un fallo tan oportuno como inexplicable en el sistema de traducción simultáneo -no se sabe a qué parte atribuible-, generó un desorden en el que Hu evitó responder a su parte de la pregunta. No obstante, cuando volvió el turno a la prensa norteamericana -eran dos preguntas por país-, el periodista recordó que el presidente chino no había atendido la pregunta del colega que le precedió y le invitó a hacerlo.

Hu se disculpó, dijo que no había entendido que se dirigían a él y aseguró que, en ningún momento, había tratado de eludir la pregunta. Por la respuesta que dio a continuación, da la impresión de que es cierto. Hu tenía muy preparada su intervención, la hizo de forma muy categórica y aceptable hasta donde cada cual pueda juzgar

Hasta cierto punto es comprensible la confusión de Hu puesto que no se le recuerda antes su participación en ninguna otra conferencia de prensa, por lo menos ante periodistas occidentales. En esta ocasión aceptó hacerlo, bien porque quería decir lo que dijo -por razones de política interna, posiblemente- o bien porque se vio obligado por sus anfitriones norteamericanos.

Barack Obama, que se quedó sin conferencia de prensa cuando visitó Pekín en 2009, estaba ahora muy presionado para abordar de forma directa el tema de los derechos humanos. Por algo es premio Nobel de la Paz y se le supone una preocupación por el trato que el laureado en 2010, el disidente chino Liu Xiaobo, encarcelado en su país, está recibiendo.

Como ejemplo del clima que rodea la visita de Hu, los principales líderes del Congreso, tanto republicanos como demócratas, declinaron la invitación para asistir anoche a la cena de gala que ofreció la Casa Blanca en honor del ilustre invitado. Cuando se le preguntó por esa ausencia, Hu, con sorprendente sentido del humor, contestó que Obama estaba más capacitado para interpretar los gestos del Congreso de Estados Unidos.

Es difícil que este incidente, y toda la polémica sobre los derechos humanos, arruine una visita que puede ser histórica. Además de abordar de una vez ese comprometido asunto, Hu insistió en que China y Estados Unidos están "cimentando las bases de una colaboración y un desarrollo conjunto de largo plazo", desde "el respeto mutuo y el beneficio mutuo".

El presidente chino se declaró partidario de incrementar los contactos y la colaboración con Estados Unidos en todos los planos. Propuso "establecer un patrón de comunicación y diálogo al más alto nivel", intensificar y agilizar "el intercambio entre los Ejércitos" y facilitar también la relación directa entre las sociedades, "especialmente el diálogo persona a persona entre los jóvenes".

Obama, por su parte, declaró que no tienen ningún temor a que China mantenga su desarrollo durante muchos años. "El ascenso de China es bueno para Estados Unidos y bueno para el mundo", afirmó.

Obama y Hu cenaron en privado el martes, participaron en una cena oficial ayer y conversaron durante varias horas a lo largo del día. Hablaron de todos los asuntos relativos a la seguridad internacional, desde Corea del Norte al terrorismo y el cambio climático, y en todos confesaron estar básicamente de acuerdo, con leves diferencias. La visita, de cuatro días, prosigue hoy y Hu sostendrá una entrevista muy comprometida con los miembros del Congreso.

El Congreso de EE UU reprende la política comercial de Hu Jintao

La Cámara de Representantes estudia castigar a Pekín si no revalúa su divisa

Críticas de los republicanos al presidente chino por la política de un solo hijo

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS - 20/01/2011

En un clima mucho menos amable del que encontró un día antes en la Casa Blanca, el presidente de China, Hu Jintao, recibió este jueves una dura reprimenda de parte del Congreso norteamericano, que le exigió prácticas comerciales más justas, un mayor respeto a los derechos humanos, entre los que incluyeron la condena del aborto, y una política más firme frente a Corea del Norte. Como saldo, fue un trago amargo que Hu tuvo que pasar resignadamente con el objetivo de consumar el éxito de este viaje.

Su visita al Congreso, donde se daba por descontado que Hu sería objeto de un frío recibimiento, es una prueba de que el presidente chino conoce las reglas del sistema norteamericano, su equilibrio del poder, y la necesidad de jugar de acuerdo a ellas si realmente quiere una nueva era de entendimiento con EE UU, como parece ser.

Los principales líderes del Congreso habían rechazado la invitación de Obama para acudir en la noche del miércoles a la cena de gala que el presidente ofreció a su colega. Unos alegaron desinterés por los actos sociales, otros consideraron un exceso tanta distinción a un invitado de tan dudoso historial democrático y alguno, como el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, aludió llanamente a Hu como "un dictador".

Reid es uno de los que este jueves se vio con Hu en el Capitolio. Junto a él estuvieron sus colegas del Senado John McCain, republicano, y John Kerry, demócrata, dos especialistas en seguridad y política internacional. Hablaron, entre otras cosas, de derechos humanos y, aunque las sesiones fueron privadas, ha trascendido que el presidente chino repitió más o menos lo que había dicho el día anterior en la rueda de prensa, su aceptación de que China debía hacer más en esa materia y que estaba dispuesto a hacerlo.

Por dura que haya sido la sesión para Hu en el Senado, nada comparable a la de la Cámara de Representantes. En el Senado, en última instancia, ha conversado con políticos veteranos y expertos que saben de la trascendencia de este viaje y, aunque están obligados a hacerse eco de los recelos de la opinión pública norteamericana hacia China, entienden las reglas de la alta diplomacia.

Derechos y libertades

En la Cámara de Representantes, en cambio, tuvo que lidiar con un grupo muy ideologizado, que le planteó asuntos tan delicados como el aborto en China, y con la osadía de quien no conoce a fondo las relaciones internacionales y está más preocupado de las elecciones a las que tendrá que someterse de nuevo el año que viene. "Hemos abordado los principales desafíos, incluida la necesidad de una mayor protección de la propiedad intelectual en China y de contener el comportamiento agresivo de Corea del Norte. También hemos planteado en términos muy duros nuestra preocupación por las violaciones de los derechos humanos en China, incluida la falta de libertad religiosa y el uso coercitivo del aborto como consecuencia de la política de un solo hijo", informó el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, por medio de un comunicado. "Los líderes chinos tienen la posibilidad de hacer mucho más sobre esos asuntos y EE UU tiene la responsabilidad de mantenerlos bajo control", añadió el líder republicano.

En la Cámara de Representantes hay varias iniciativas en marcha para castigar comercialmente a China si no procede rápidamente a la revaluación de su moneda y si no abre realmente sus mercados a los productos norteamericanos. Ninguna de esas iniciativas se ha abierto paso por ahora en el proceso legislativo, pero penden como espada de Damocles que en cualquier momento podría dar al traste con el proceso de "amistosa competencia" emprendido por Obama y Hu.

Por esa razón Hu pasó por el Capitolio y por esa razón también la Casa Blanca confía en que el presidente chino sea capaz de cumplir con las promesas hechas sobre derechos humanos. Aunque el presidente goza de amplios poderes en el manejo de la política exterior, el Congreso posee instrumentos suficientes para sabotearla si lo cree conveniente.

Hasta ahora, los síntomas apreciados tras la rueda de prensa del miércoles no son halagüeños. Las palabras de Hu sobre derechos humanos fueron ignoradas por los medios chinos.

China reivindica en EE UU su estatus de superpotencia

La gira de Hu demuestra que el reto de Pekín es más económico que ideológico

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS - 22/01/2011

La potencia oriental es hoy la expresión suprema del triunfo del capitalismo
     
El presidente de China, Hu Jintao, concluyó ayer su viaje de cuatro días a Estados Unidos con una escala en Chicago, donde visitó una empresa china, un centro de estudios chino y una sala de exposiciones china. Era, en parte, un reconocimiento al alcalde de esa ciudad, Richard Daley, que ha visitado China todos los años de su último mandato y ha conseguido atraer a medio centenar de industrias chinas. Pero ningún éxito es más destacable que el funcionamiento del Instituto Confucio de Chicago, donde -¡olviden el Liceo Francés y el Instituto Británico!- miles de jóvenes norteamericanos están aprendiendo chino.

Una de las hijas de Barack y Michelle Obama, Sasha, ha avanzado tanto en su conocimiento del chino que, pese a tener solo nueve años, ya pudo intercambiar unas frases con el propio Hu cuando este acudió el miércoles a la cena de gala con la que se le obsequió en la Casa Blanca.

Si alguien duda aún de la penetración de China en Estados Unidos es que no ha estado nunca en este país, que no solamente cuenta con China como su principal financiador sino que depende de los productos baratos fabricados en China para mantener su calidad de vida. En otras palabras, China es ya, indiscutiblemente, un sostén imprescindible del sueño americano.

Algunos ven eso como una gran amenaza, entre ellos los sindicatos, impermeables a la modernidad, y la extrema derecha populista -el comentarista radiofónico Rush Limbaugh se ha burlado de Hu imitando su acento en grosera ridiculización-. Otros lo ven, en cambio, como una gran oportunidad, principalmente los emprendedores, que miran a China como la nueva frontera. Ayer mismo, el presidente de Caterpillar, que vende 2.000 millones de dólares (unos 1.500 millones de euros) en productos en China y cuenta allí con unos 8.000 trabajadores, pidió al Gobierno resolver todos los asuntos pendientes con Pekín, desde el valor de la moneda a las reglas comerciales, "con carácter de máxima urgencia".

El viaje de Hu ha sido, por tanto, un gran éxito desde el punto de vista chino, en la medida en que ha ayudado a comprender a la sociedad norteamericana la necesidad urgente de acomodarse a la existencia de otra superpotencia. Desde el punto de vista de Estados Unidos también destacan los aspectos positivos de la visita sobre los negativos: Hu ha exhibido una retórica esperanzadora sobre derechos humanos y ha dejado clara, sobre todo con su presencia ante el Congreso, la voluntad de su país de que, al menos en esta fase, este nuevo mundo bipolar progrese en paz.

Los dos países van a necesitar un periodo de adaptación que no será fácil. En cuanto a China, tendrá que aprender que el reconocimiento como gran potencia acarrea responsabilidades de gran potencia, en un mundo que no tolera la censura de Google y que gana en transparencia, intercomunicación y derechos que a menudo se contradicen con el modelo y la tradición china.

EE UU tiene más práctica en el trato con un contendiente de similar peso, pero nunca -el caso de Japón es diferente- había competido con otro gigante capitalista. China es hoy la expresión suprema del triunfo del capitalismo. Es el mayor prestamista del mundo, por encima del Banco Mundial. Ni EE UU ni sus aliados europeos, grandes abanderados de la causa del capitalismo como promotor de la libertad, pueden ahora negarle a China el rumbo que el desarrollo del capitalismo impone: su expansión.

Obama dijo en la conferencia de prensa de esta semana que "el avance de China es bueno para EE UU y para el mundo". Es una afirmación discutible desde la perspectiva de algunos valores éticos. No la compartirían, por ejemplo, el premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo o el Dalai Lama. Pero de lo que no hay duda es de que el avance de China, la expansión del capitalismo chino, es inevitable porque la supervivencia del modelo depende de ello. China no ha llegado a América Latina para expandir su ideología sino sus mercados. No está en buenos términos con Irán porque simpatiza con su régimen sino porque necesita su petróleo. Exactamente igual que EE UU con Arabia Saudí. Y, probablemente, se despegará de Corea del Norte porque prefiere una península consumista -no comunista- en Corea. Las reglas del capitalismo.

- Tres interessants articles d’opinió sobre el tema:

Los Estados Unidos y su banquero

Josep Oliver Alonso catedrático de Economía Aplicada (UAB) - EL PERIÓDICO - 20/01/2011

Hu Jintao visita Norteamérica como un financiero preocupado por sus préstamos y como un industrial que va a ver un cliente

La visita del presidente chino, Hu Jintao, en los EE UU vuelve a poner de relevo hasta qué punto del siglo XXI, este ya es el siglo de Asia y, en particular, de la China. Para intentar calmar la inquietud que el avance chino ha generado, se argumenta que queda lejos de los EE UU, en inventiva y en iniciativa individual. No sé hasta qué punto esto es relevante o hasta qué punto es una piadosa mentira para esquivar la dura realidad de la emergencia china. En todo caso, algunas cifras, simplemente, nos dejan atónitos. Por ejemplo, sus reservas. La China disponía, en 2000, de unos 100.000 millones de dólares, que se han transformado, el 2010, en 2,8 billones, el país con más reservas mundiales, de las cuales unos 800.000 millones son activos financieros norteamericanos.

O su consumo energético. Ya es el primer país consumidor del mundo, y su demanda se encuentra detrás de la aparente imposibilidad que el petróleo devuelva a valores del entorno a los 20 dólares/barril, como teníamos no hace tanto. O su demanda de materias primeras, alimentarías y no alimentarías, de las cuales consume alrededor del 35% mundial.

Y también su producción automovilística, que es la primera del mundo, o la matriculación de vehículos, que también ha superado a los EE UU. Y, lógicamente, son los primeros en teléfonos móviles o en internautas, con más de 400 millones. O en trenes de alta velocidad, por cierto ya producidos con tecnología propia. O en número de ingenieros por año, en que superan largamente el de los EE UU.

Primer país exportador del planeta (delante de Alemania y el Japón), segunda economía del mundo, con expectativas de superar la de los Estados Unidos en aproximadamente unos 15 años... No cabe continuar.

Además, sus expectativas, si conjura los riesgos del excesivo crecimiento actual, que apuntan a la continuidad de la expansión, con una mano de obra cada vez más formada y unos resultados educativos que en algunas ciudades se sitúan entre los mejores del mundo. ¿Casualidad? En absoluto. El otro día The Wall Street Journal destacaba el papel de las madres chinas, de su exigencia y de las positivas consecuencias sobre la formación de sus hijos y sobre los resultados de unas madres más severas que las norteamericanas. Con menos romances sobre el goce en el proceso educativo y más preocupadas para garantizar un buen futuro de su progenie.

La casa por la ventana

En este nuevo contexto, ¿cómo se tiene que situar la visita de Hu? Primero, como la del banquero preocupado por el préstamo que ha concedido a una familia demasiada rumbosa, que no se está ajustando a sus recursos. La China está inquieta tanto por los 800.000 millones de dólares de sus reservas, de los cuales temen que pierdan valor si los EEUU continúan echando la casa por la ventana, como de la inestabilidad que podría generar una caída excesiva del dólar. La China quiere tranquilidad, esencial para un crecimiento basado en la industria y la exportación. Y los EE UU no acaban de ayudar. Por eso, lidera una iniciativa que, en el plazo de 15/20 años, tendría que sustituir el dólar como moneda básica del sistema de pagos internacionales. Y esto no a expensas de reevaluar en exceso su propia divisa, por más que el Congreso americano se enfurezca. La visita, además, también es la que se hace a un cliente preferente, enfadado por algunos problemas en la relación bilateral. Pero, como sostenía un editorial del Financial Times hace unos años, no parece mucha buena política hacer enfadar a tu banquero. En especial si, como es el caso, continúas necesitando crédito.

Quizás, en el futuro, estos días permitirán señalar el punto de no regreso en que hemos entrado. Cómo afirmó un célebre filósofo americano, el que ha resultado anormal han sido los 200 años de dominio planetario europeo. Con la emergencia de la China, el orden mundial vuelve al Asia, donde siempre ha sido el grueso de su población. Y América difícilmente puede oponerse a la marea gravitatoria que ha desplazado el centro del mundo al Extremo Oriente. Por eso no tiene más remedio que, tanto si le gusta como si no, adaptarse a la nueva realidad. Y de esto trata el viaje de Hu.       

Abrazos y codazos

LLUÍS BASSETS - EL PAÍS - 20/01/2011

No hay mapas para orientarse en la relación entre EE UU y China; casi todo está por descubrir

Nos dirigimos a toda velocidad hacia los paisajes desconocidos de un mundo distinto pero no tenemos mapa de carreteras para llegar al destino. No sabemos cómo se llega ni qué hay allí. Sí sabemos algo: este siglo en el que ya estamos instalados pertenece por el momento a dos grandes países, que ahora ya abarcan un tercio de la economía mundial y una cuarta parte de su población. Pero poco podemos decir de cómo será la relación entre las dos superpotencias y de ambas con el resto del mundo. La única referencia, que viene de la guerra fría, no vale, aunque algunos, en Pekín y en Washington, se empeñen en utilizarla.

Nunca una relación bilateral entre dos naciones ha sido tan crucial para todos. Contar con la hoja de ruta hacia este futuro con dos superpotencias no es un problema que deba preocupar únicamente a chinos y estadounidenses. Hasta el momento hemos contado con teorías para todos los gustos: un país doble, transpacífico, de nombre Chimérica, según la imaginación ya superada del historiador Nial Ferguson; un G-2, reducción drástica de la gobernanza económica mundial del G-20; o ahora, los tambores reticentes que anuncian esta nueva guerra fría y un mundo tensado por una nueva bipolaridad.

El ascenso chino parece distinto al de cualquier otra superpotencia en la historia. Desde Pekín se insiste en que será pacífico y se recuerda la tradición de una política exterior fundada en la buena vecindad y no en la expansión. No lo ven así muchos países asiáticos, que recelan cada vez más del gigante que crece a sus puertas. Estados Unidos también ascendió de forma relativamente pacífica (véase la guerra con España por Cuba y Filipinas) hasta que rompió el perímetro americano de su influencia y se convirtió en un imperio y la mayor superpotencia militar de la historia.

No sirve como término comparativo el de la Unión Soviética. A diferencia del peculiar capitalismo dirigido chino, la economía soviética fue un fracaso espectacular y nunca jugó papel alguno en relación a las economías occidentales. China tiene una aproximación pragmática y nada ideológica a sus relaciones exteriores, sin voluntad proselitista, ciñéndose meramente a la defensa de sus intereses. Pero sigue siendo un país totalitario, sometido a la férula del partido único, sin libertades públicas, sin pluralismo y sin Estado de derecho.

La visita de Hu Jintao a Washington es un buen momento para avistar este futuro. Su preparación nos ha ofrecido uno de los mayores despliegues de discursos y artículos de las voces más autorizadas en política internacional, tanto de la Administración norteamericana como de sus think tanks. En los días inmediatamente anteriores, tres miembros del Gobierno han echado presión sobre China: Hillary Clinton respecto a los derechos humanos, Robert Gates respecto al desarrollo militar y Timothy Geithner sobre el yuan y la competencia desleal que sufren las compañías extranjeras.

El ex secretario de Estado Henry Kissinger, pionero de la apertura hacia Pekín, ha apostado abiertamente por "la construcción de un orden mundial emergente como una empresa conjunta", a través de "una comunidad pacífica" que organice el siglo XXI lejos de cualquier política de bloques, con mecanismos de consulta en todos los ámbitos, la elaboración de objetivos a largo plazo y la coordinación de posiciones en las conferencias internacionales.

El filósofo del fin de la Historia, Francis Fukuyama, ha advertido, sobre las ventajas del sistema político chino para tomar "con gran rapidez decisiones de amplio alcance y complejidad con relativa eficacia, sobre todo en el terreno económico", en abierto contraste con "la polarización y la rigidez ideológica" del sistema norteamericano, inquietante observación aplicable al conjunto de los países occidentales. La idea de un modelo chino atractivo refuerza la imprescindible inclusión de una exigente política de derechos humanos en la agenda de las relaciones internacionales de EE UU y de la Unión Europea, algo que no únicamente afecta a China.

Quien mejor ha descrito este reto ha sido Li Xiaorong, uno de los disidentes que Obama quiso recibir en los preparativos del viaje, en un artículo publicado por la New York Review of Books: "EE UU debe predicar con el ejemplo. Debe tener un efecto en los cambios positivos en China y en todo el mundo por su respeto a los derechos humanos y su reforzamiento de la democracia en casa y su liderazgo global en el fomento de los derechos humanos como principio conductor de su política exterior. Cuando EE UU elimina la tortura, protege la prensa libre o pone la asistencia sanitaria al alcance de todos, quienes promueven los derechos humanos y se expresan contra los abusos en ambientes hostiles pueden mantener la cabeza bien alta y continuar el difícil combate que sostienen con grandes riesgos personales".

Para este viaje con China hacia lo desconocido no sirven solo los hombres de negocios; se necesitará cada vez más a los militantes de los derechos humanos.

Brindis con fondo de jazz

FRANCISCO G. BASTERRA - EL PAÍS - 22/01/2011

Pekín habla ya de tú a tú a EE UU. Es su principal banquero. Escucha inmóvil sus peticiones      

Jazz de fondo en vivo, cena de gala y pompa, brillan las arañas de luz sobre las mesas de la Casa Blanca. El presidente Obama, que acaba de superar el ecuador de su mandato, honra en la Casa Blanca al máximo líder chino, Hu Jintao. El premio nobel de la Paz 2009 sienta a su mesa al secretario general del Partido Comunista de China, carcelero del premio nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo. Hu y Barack comparten la mesa central con Henry Kissinger, 88 años, artífice junto con Nixon hace más de tres décadas del deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y China. Barbara Streisand, la actriz de la que Hu se declara fan, también está en la mesa principal: "creo que porque fui camarera en un restaurante chino". Se escenifica la entrada de China en la liga de los supergrandes. Kissinger comenta que a China hay que aceptarla tal como es. A los brindis, Obama levanta su copa y dice que, pese a las diferencias, EE UU y China comparten la reverencia por la familia, el trabajo duro y el deseo de dar a nuestros hijos una vida mejor. Hu asiente satisfecho porque cree que su mensaje ha sido aceptado: EE UU y China deben respetar el sistema de valores del otro. Ha escuchado de Obama que EE UU no quiere bloquear la emergencia de China como superpotencia y ha prometido que su ascenso será pacífico.

Hu Jintao ya está de retirada. En 2012 una nueva generación de líderes ya designada ocupará el poder en Pekín. Con su visita de estado a Washington estabiliza la difícil relación con EE UU, y despeja el peligro de una confrontación, impensable por la telaraña de interdependencia tejida entre EE UU y China al amparo de la globalización. Hu ha encajado las críticas explícitas por la represión de los derechos humanos. Tenía la respuesta preparada y escrita. "China necesita todavía hacer mucho en términos de derechos humanos". Estas palabras, que fueron la noticia en occidente, no llegaron a la población china. El principal informativo del país, a las siete de la tarde en CCTV, las silenció. Cuando el presidente chino habla de derechos humanos se refiere en realidad a la mejora de la calidad de vida y al esfuerzo, todavía inacabado, por sacar de la pobreza a cientos de millones de habitantes. Y a realizar esta operación con estabilidad y cohesión social, manteniendo el orden. No está pensando en elecciones libres o separación de poderes. El crecimiento portentoso de China, aguanta un sólido 10%, legitima su modelo autocrático y concede credibilidad exterior a un sistema que incluso puede exportar.

China habla ya de tú a tú a EE UU. Es su principal banquero. Escucha inmóvil las peticiones de Washington de que revalúe el yuan para reequilibrar una balanza comercial muy deficitaria (exporta cinco veces menos de lo que importa de China). Hu se ha permitido poner en duda el papel del dólar como divisa de referencia. Reta a Washington en el Pacífico, hasta ahora considerado un océano norteamericano, y construye una "cadena de perlas", con puertos en el Índico, desde el Golfo Pérsico hasta el estrecho de Malaca, para proteger la llegada de sus importaciones masivas de petróleo. Obama sabe que China es además un elemento de política doméstica con influencia electoral: sus ciudadanos culpan a China de la pérdida de puestos de trabajo en EE UU. Tiene que pelear con un Congreso con mayoría republicana, más proteccionista. Obama ha obtenido con la visita de Hu el compromiso de la compra por China de 200 aviones Boeing y otros productos norteamericanos por valor de 33.000 millones de euros. El 47% de los estadounidenses cita a China, equivocadamente, como el primer poder económico mundial, frente al 31% que dice que es EE UU, según un sondeo de Pew. Reaparece la idea del declinar del país. América en declive. Esta vez es verdad, titula en su última portada la revista Foreign Policy.

Asistimos, 30 años después, el triunfo de Deng Xiaoping, "el hombre con el cerebro redondo y cabeza cuadrada", como le definía Mao. El artífice del desarrollo económico y modernización de China, el socialismo con peculiaridades chinas. Un capitalismo de mercado con fuerte presencia del Estado, todavía se rige por planes quinquenales, sin democracia política. Hasta hace muy poco, China practicaba la filosofía de humildad de Deng: protejámonos tras nuestro subdesarrollo, "no portar la bandera ni encabezar la ola". Ya no es necesario esconderse. China ya ha llegado. Con un modelo triunfante en lo económico sin la homologación política de la democracia. ¿Hasta cuándo? Apasionante siglo sin dueño el XXI, que podría acabar siendo el siglo de algún otro.