lunes, 18 de julio de 2011

Rubalcaba: escuchar, hacer, explicar…

Pur Rubalcaba

Editorial - EL PERIÓDICO - 10 de juliol del 2011     

Després d'anunciar que abandonava el Govern quan tocava -el dia abans de ser entronitzat candidat socialista-, Alfredo Pérez Rubalcaba va fer ahir el seu primer discurs com a aspirant a la Moncloa. Una hora sense mirar ni un paper, amb una oratòria senzilla i eficaç, amb les bromes i les ironies justes, Rubalcaba va complir perfectament el lema Escoltar, fer, explicar. Tot i la debilitat expressiva dels infinitius, l'eslògan satisfà l'objectiu que pretén aconseguir el PSOE per intentar revertir el corrent que amenaça de sepultar-lo: escoltar la gent de qui s'ha allunyat, fer coses i propostes, i explicar-les als que no les entenen.

En l'explicació, Rubalcaba és un mestre. Va centrar el seu discurs en quatre objectius: el més urgent (crear ocupació), el més important (canviar l'economia per innovar i fer-la sana i competitiva), «el que és nostre» (defensar l'Estat del benestar i la igualtat d'oportunitats) i «el que ens demanen» (acostar la política a la gent, fer-la més democràtica).

El discurs representa un gir cap a l'esquerra, sobretot per la seva proposta que els bancs dediquin part dels seus beneficis a la creació d'ocupació, pel retorn de l'impost del patrimoni per a les grans fortunes i pels seus gestos cap al 15-M (reforma de la llei electoral pel sistema alemany mixt). Encara que no es va oblidar de dir que el seu programa serà ambiciós, però realista, ni de defensar l'euro i la necessitat imperiosa de prendre les mesures d'ajust que el Govern de Zapatero ha pres. Les quatre idees principals de l'inici del seu discurs van ser austeritat, esforç, justícia i igualtat. En les paraules de Rubalcaba s'hi podien apreciar, malgrat l'abisme ideològic, alguns tocs sarkozystes, referència a les propostes de Sarkozy sobre la cultura de l'esforç, la denúncia dels paradisos fiscals o la taxa sobre les transaccions financeres. També la idea que la política ha de prevaler sobre l'economia, que no pot estar a mercè dels mercats.

La impressió és que Rubalcaba pot reanimar el vot socialista i que serà un bon candidat, segurament el millor dels possibles al PSOE. Però la incògnita és si amb això n'hi haurà prou per impedir la cantada per tothom victòria del PP en les generals.


Un nuevo Rubalcaba humanizado

El consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí evalúa la imagen y el lema del candidato socialista

Antoni Gutiérrez-Rubí - EL PAÍS - 7 JUL 2011  

El experto en comunicación y consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí evalúa la imagen y el lema con los que Alfredo Pérez Rubalcaba se presentará el sábado como candidato socialista a las próximas elecciones generales.

Sobre el lema

- No es una propuesta ideológica o programática... es actitudinal. Es una manera de hacer política. Casi una manera de ser. Creo que es un buen inicio.

- El principal reproche de la sociedad española a la política es la prepotencia y la distancia.

- Creo que acierta con el tono. Empezar con humildad (escuchar), comprometerse en acción política, en resolver problemas (hacer) y transformar la acción en pedagogía, explicando el por qué, el cómo, con quién, cuándo y dónde (explicar).

Sobre la gráfica

- Abrir un paréntesis (con los tres ideas, ¡tres verbos!) es una manera de "iniciar" un proceso... y el paréntesis no está cerrado... todavía.

- La ausencia de la marca PSOE (el cuadrado) se compensa con una gama cromática corporativa muy socialista: negros, grises, blancos, rojos.

- La fotografía es muy reveladora: sin retoques ("al natural", "tal como soy", "sin maquillaje"...) que favorece una percepción de autenticidad con el lema. Es coherente.

- No está hablando... está escuchando. Gran acierto.

- Hay algo de timidez, socarronería (taparse la boca, casi mordisquear los puños), muy propio de la personalidad de Rubalcaba

- Es una foto para gustar y gustarse. Como para presentar un "nuevo" Rubalcaba. Humanizado.

- La tipografía del nombre RUBALCABA, con la separación entre letras le da un aire clásico, de corte presidencial. Adecuado.

El conjunto va a dar que hablar... y eso es una cierto adicional. Notoriedad, sorpresa, innovación.

La química de Rubalcaba

Antoni Gutiérrez-Rubí - EL PERIÓDICO -10.07.2011

El acto de ayer no fue estrictamente un mitin; tampoco una conferencia o una intervención parlamentaria. Vimos una clase. Rubalcaba, en otra época ministro de Educación y Ciencia, mostró una de sus principales cualidades y debilidades: la pedagogía política. Ejerció de profesor, más que de candidato.

Alfredo Pérez Rubalcaba es químico de formación. Conoce bien las reglas de la acción-reacción. Y sabe de la vulnerabilidad de los estados de ánimo. Comprende que, sin moral de combate, no hay victoria soñada; que sin esperanza no hay retos, solo resignación. La primera zancada de su complicada carrera electoral ha sido la reagrupación política (todas las familias y generaciones socialistas juntas) y el rearme emocional de militantes y electores. Su discurso no fue para los ciudadanos, ni tampoco para España (de la que no citó, ni una sola vez, su realidad plural o autonómica, por ejemplo). Habló solo para los socialistas.

El acto fue medido y más profesional que nunca. Sin banderitas, sin sintonía electoral clásica y sin el logotipo del partido, buscando el escenario natural para ofrecer una imagen presidencial y personal, los únicos espacios donde Rubalcaba saca una gran ventaja a Rajoy. Que pareciera sobrio, austero y sencillo es tremendamente complicado. Rubalcaba ha llevado, hasta ahora, la iniciativa durante toda la semana con su nueva imagen en internet, con el anuncio de su salida del Gobierno y con la expectativa creada sobre su discurso de ayer. Y ya ha ganado una primera batalla, la de la marca R, la letra que comparte con su rival, Rajoy. Los acrónimos son muy importantes en comunicación política. Lo sabemos bien desde JFK y lo hemos vivido con ZP.

La R es su símbolo en el vídeo promocional. Todos los adjetivos que le definen empiezan con esta letra: racional, rápido, realista, receptivo, reformista, relajado, renovador, resistente, responsable, riguroso, risueño…, entre otros. Pero las elecciones no se ganarán con ocurrencias, aunque sean inteligentes, sino con soluciones y confianza. Va de Resultados.

Rubalcaba ha empezado la carrera con buen pie. La distancia que le lleva el rival es extraordinaria. Y él corre con las zapatillas de Zapatero y de su gestión compartida, también de su pasado. Pero Rajoy ya puede empezar a verle a lo lejos. Y, si se obsesiona en girarse constantemente, puede tropezar. Veremos quién gana: si el sutil Alfredo Pérez Rubalcaba o la eficacia electoral del PP. Si la persona o el partido. Si la química o la física.

Acentos diferenciados

Si Rubalcaba y Rajoy detallan sus propuestas, contribuirán a fortalecer la pedagogía democrática

EMILIO ONTIVEROS - EL PAÍS - 10/07/2011

Nunca un candidato a presidente del Gobierno había tenido tan difícil presentar una oferta de política económica suficientemente diferenciada del Gobierno al que pertenece. La dificultad era aún mayor si se tiene en cuenta que desde hace poco más de un año el Gobierno español mantiene una política presupuestaria manifiestamente contractiva, de acuerdo con las orientaciones que la Comisión Europea estableció como respuesta a la grave crisis de la deuda soberana en la eurozona. El margen que tiene Alfredo Pérez Rubalcaba para el estímulo es nulo. La economía española apenas crece. La habitual tracción de la demanda interna hace meses que fue sustituida por la exterior: haciendo de la necesidad virtud, algunos empresarios españoles han intensificado sus decisiones de comercialización en el exterior, sacrificando márgenes en no pocos casos. La demanda exterior de servicios, en particular de turismo, también está reflejando la vitalidad relativa de economías como la alemana y la francesa y, en todo caso, la desviación de flujos de turistas desde destinos hoy inmersos en una excepcional conflictividad geopolítica.

El resultado es una manifiesta reducción del tradicional déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos hasta niveles desconocidos en los últimos años. Pero ese esfuerzo exportador es insuficiente para garantizar un crecimiento económico que reduzca el desempleo. El candidato Rubalcaba no podrá ofrecer a sus potenciales electores avance alguno a corto plazo en la corrección de ese desequilibrio desde que se inició la crisis por el Gobierno del que ha sido vicepresidente hasta ayer.

Tampoco podrá exhibir mejoras en la distribución de la renta y de la riqueza, principal referencia programática de lo partidos socialdemócratas. En estos últimos años no solo el PIB por habitante ha retrocedido de forma significativa, sino que de la mano de decisiones específicas, como el retroceso en la progresividad fiscal, las rentas mayores han aumentado su participación en la distribución. También la de la riqueza ha sido una distribución regresiva, a la que contribuyó la eliminación del impuesto sobre el patrimonio que Rubalcaba ahora pretende restaurar.

Desde bases tales, y disponiendo de un horizonte de crisis todavía largo, el candidato parece haber tratado de acentuar sus ofertas en componentes que signifiquen una menor desigual distribución de los efectos de la crisis y una corrección de inercias poco favorables en la política económica. La propuesta relativa a la imposición de una tasa sobre los beneficios bancarios o sobre el volumen de transacciones financieras apunta en esa dirección, en modo alguno original, de que sea la capacidad de maniobra de las entidades financieras la que contribuya en mayor medida. No es una iniciativa fácil de concertar. En primer lugar, porque su virtualidad dependerá de que se adopte, al menos, en el conjunto de espacios tan amplios como la propia UE. Al igual que con las decisiones tributarias, la imposición de cargas excesivas puede favorecer la deslocalización de actividades empresariales o los flujos en arbitraje.

Más importante si cabe que el establecimiento de cargas sobre el sistema bancario es procurar que la reestructuración en ciernes se complete adecuadamente, con el fin de que bancos y cajas restauren cuanto antes la canalización de flujos de crédito. Hace bien Rubalcaba en prever la posibilidad de aportación de dinero público y el consiguiente control de las entidades que lo reciban.

Es razonable asumir, como el candidato ha hecho, que la condición necesaria de todas sus propuestas sea la adecuación a los compromisos con las instituciones europeas y, desde luego, con esa dinámica de perfeccionamiento de la integración que se encuentra hoy más cuestionada que nunca. Desde el Pacto de Estabilidad hasta la necesaria intensificación de la coordinación fiscal es necesario que los candidatos a gobernar nuestro país asuman que la integración política es la única forma de restaurar la hoy muy dañada unificación monetaria.

La apuesta por la concertación como fundamento metodológico de aquellas decisiones como las relativas al mercado de trabajo constituye también un acento a valorar. La evidencia es suficiente acerca de la rentabilidad que esa disposición al entendimiento ofrece frente a la confrontación. Especialmente cuando las empresas lejos de haber concluido sus ajustes de empleo se verán obligadas a ensayar fórmulas más flexibles, como las de mayor intensidad del empleo a tiempo parcial, defendidas por el propio Rubalcaba. Una actitud tal no debería significar, sin embargo, la abdicación de las decisiones que en última instancia ha de adoptar un presidente del Gobierno.

Más que de izquierdistas, esos acentos diferenciales que Rubalcaba ha puesto en su discurso de aceptación -que no todavía en su programa económico- son más propios de una cierta pretensión regeneracionista. Esa es una vía quizás más necesaria que la convencional asignación entre políticas de derechas e izquierdas, difíciles de diferenciar en la gestión de la más grave crisis económica desde la Gran Depresión en el contexto de una unión monetaria. Reducir el desempleo, facilitar una mayor tasa de natalidad empresarial y una asignación de talentos a la asunción de riesgos, son tareas no solo necesarias para reducir el paro, sino para la necesaria modernización de la economía española. Si las señales que ahora envía Rubalcaba se traducen en propuestas más detalladas, y el candidato Rajoy hace lo propio, la campaña electoral podrá contribuir a fortalecer la necesaria pedagogía democrática.

La herencia de ZP y el desafío de R

Gonzalo López Alba - PÚBLICO - 10 jul 2011

Para elevar un santuario nuevo, hay que derribar un santuario, tal es la ley”, escribió Nietzsche. Y tal es la tensión que subyace en la transición por tiempos que vive el PSOE, que tuvo su punto de partida en el momento en que José Luis Rodríguez Zapatero anunció su renuncia al liderazgo, pero no habrá culminado hasta que los socialistas elijan a un nuevo secretario general –el cargo que lleva aparejado el auténtico bastón de mando en el PSOE–, un relevo cuya identidad dependerá en gran medida del resultado de las próximas elecciones generales.

Mientras que Zapatero intenta retener los cargos de presidente del Gobierno y secretario general del partido hasta el final de los correspondientes mandatos para los que fue elegido en 2008, Alfredo Pérez Rubalcaba se enfundó ayer el mono de sucesor y, para poder embutirse sin romper las costuras, ha tenido que quitarse el traje de ministro antes de lo que hubiera querido.

A la tensión connatural al intercambio de papeles entre quienes han sido el número uno y el número dos del poder socialista, se añade una versión inédita del tradicional problema freudiano de matar al padre castrador como forma de trascender al progenitor, pues en este caso es el padre el que ha de matar al hijo, y sometidos ambos a la vigilancia del abuelo: Felipe González, el auténtico Don de la familia socialista.

El puente Gobierno-PSOE

La prioridad de los pocos fieles que aún le quedan a Zapatero es preservar su mejor y más indiscutible legado, que es el de la primera legislatura: la extensión de los derechos sociales y de las libertades individuales. Por algo el PP tiene recurridas ante el Tribunal Constitucional dos de las leyes que simbolizan aquella etapa, la de reforma de la despenalización del aborto y la del matrimonio entre personas del mismo sexo, que puso fin a una de las más lacerantes injusticias de la historia de la Humanidad, que en España duró la friolera de 2005 años. Y por algo, a la espera de que ambas sentencias lleguen antes que las próximas elecciones generales, continúa bloqueada la renovación del Alto Tribunal.

La defensa de ese legado se ve entorpecida por la actitud de Zapatero, quien hace tiempo que ya no habla de derechos y libertades. Aunque sostenga que no ha habido “dos Zapateros”, sino “dos circunstancias”, el presidente está convencido de que su auténtico legado es haber “salvado a España” de la bancarrota económica con la política que, precisamente, ha hecho el gran roto al PSOE. Y, sin que pueda decirse aún que el país está a salvo de los depredadores del dinero, algunos estudios internos sitúan las expectativas electorales del PSOE en una horquilla tan amplia como demoledora: entre 145 diputados (24 de los escaños actuales en el alero de 19 provincias), en el escenario más favorable, y hasta por debajo de 100, según los cálculos más pesimistas.

Superar la discordancia de expectativas, la que media entre el discurso y la práctica, es el mayor desafío de Rubalcaba en la carrera que ahora emprende para ser él mismo. Siendo el candidato un eslabón natural entre las mejoras del Estado de bienestar que pilotó Felipe González y las que impulsó José Luis Rodríguez Zapatero, su discurso social goza del aval de ser el ADN del PSOE.

Pero quienes se han apresurado a establecer que el fracaso de Zapatero en su segundo mandato constituye el fracaso de una generación, olvidan que al llevarse por delante a gobernantes de todas las ideologías y países, la crisis tampoco ha reparado en edades. Es cierto que el presidente encarnó la generación del baby-boom de los sesenta, que se instaló en la felicidad y llegó a creer que, por mal que fueran las cosas, siempre irían a mejor y que cualquier crisis no pasaría de ser un accidente de recorrido. Pero también lo es que ninguno de los dos únicos ministros de Economía que ha tenido Zapatero, Pedro Solbes y Elena Salgado, son precisamente de esa generación, sino más bien de la de Alfredo, como también quienes han sido sus dos únicos portavoces, María Teresa Fernández de la Vega y el propio Rubalcaba.

Una política inteligente y cooperativa entre el líder que se va y el que viene debería llevar a intentar agotar la legislatura, pero no de cualquier modo ni para cualquier cosa, sino como una oportunidad para tender puentes hacia la recuperación del crédito electoral del PSOE, coordinando las grandes apuestas electorales de Rubalcaba con medidas concretas del Gobierno que desbrocen el camino y proporcionen un mínimo de certeza en que, realmente, se está en un tiempo nuevo de la crisis, que permite ya una mejor redistribución de sus costes. Sólo así, prolongar la agonía del Gobierno contribuiría a superar el divorcio del PSOE con su electorado natural y el de los ciudadanos con los políticos en general.

Rebeldía y memoria

El discurso de ayer del candidato, que puso en el frontispicio de su proyecto el reconocimiento del malestar social que cristalizó en el Movimiento M-15, minusvalorado por la dirección socialista durante la campaña del 22 de mayo, confirma que canalizar institucionalmente esa rebeldía es una de las prioridades de Rubalcaba para atajar la sangría electoral del PSOE.

“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero si niega, no renuncia”, explicaba Albert Camus (El hombre rebelde, Alianza Editorial). Ahí reside la oportunidad de Rubalcaba, en dar motivos para no renunciar a votar PSOE.

La tendencia en la Unión Europea no sólo es de fuerte retroceso de la socialdemocracia, como pone de relieve el dato de que ya sólo cinco de sus 27 estados tienen un jefe de Gobierno progresista –España, Grecia, Eslovenia, Chipre y Austria–. La tendencia es hacia un severo recorte de la hegemonía bipartidista de los dos partidos tradicionales, con un fuerte auge de ecologistas y populistas –de izquierda y derecha–.

Añadía Camus: “El pensamiento en rebeldía no puede prescindir de la memoria: es una tensión perpetua”. Enhebrar rebeldía y memoria es un reto propio de alquimistas, pero no en vano la alquimia fue precursora de la química, disciplina en la que Alfredo Pérez Rubalcaba se doctoró con premio extraordinario. Este es el margen de crédito del candidato del PSOE ante el duelo entre vicepresidentes que ya está en cartel.

La calle, más

MARUJA TORRES - EL PAÍS - 07/07/2011

Quisiera que Alfredo Pérez Rubalcaba fuera presidente del Gobierno y hasta que se convirtiera en secretario general del PSOE, pero a condición de que antes hubiera sentado las bases para regenerar un partido que lleva demasiado tiempo viviendo en Eurodisney, por llamar de alguna forma esa irrealidad en la que flotan, sin dejar de recibir sopapos por parte del electorado y de la calle, que a lo mejor son lo mismo.

Digo Rubalcaba porque me siguen gustando los viejos roqueros -siempre que no trinquen en la SGAE- y porque espero de su sentido práctico que se dé cuenta de golpe, y para siempre, de que mucha gente, en este país, está deseando que haya decencia en donde solo se encuentra oportunismo, y de que se produzca justicia en donde solo disponemos de aquelarres.

Contribuyendo a devolver a la socialdemocracia al lugar que no debería haber abandonado, el partido aún gobernante dejaría de cometer absurdos atropellos como el del pasado martes, que hay que achacarle al ministro del Interior, en su calidad de responsable de mandar los guardias al barrio de Lavapiés, para detener a una persona que había pretendido usar el metro sin pagar billete. Qué vergüenza, madre.

De una vez por todas, quien desee tener futuro en la política nacional, sea en el todo o en las comunidades autónomas, debe entender -y rapidito, por favor-, que quienes deseamos un futuro mejor no estamos para perder el tiempo con las componendas de siempre.

Los vecinos de Lavapiés, extendiendo las acciones de su Indignación (así, con mayúscula: bien claro) a los derechos fundamentales del ser humano, no solo echaron a la policía de su barrio, digna y pacíficamente. Demostraron que sí, se puede. Se puede mejorar esta mierda de sistema que les ha caído encima. Y desde abajo.

Ojo al parche, oh Alfredo.