jueves, 10 de marzo de 2011

El futuro del periodismo y el papel que han tenido las filtraciones de Wikileaks

Wikileaks ha obert un gran debat sobre la informació i a més pot marcar el rumb del periodisme present i futur. Cinc grans mitjans han difós els papers secrets del Departament d'Estat d'EUA traslladant als seus lectors, de forma esmicolada, els continguts de milers de documents filtrats per Julian Assange.

El recent debat protagonitzat pels directors de The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel i El País, en què aquests van coincidir que el periodisme estarà sempre present, encara que ningú sap si els diaris de paper, tal hi com avui els coneixem, existiran en el futur.

Els periodistes són comptadors d'històries i comptadors d'històries sempre han existit des del començament de la humanitat, molt abans que s'inventés Twitter, la impremta o el paper. Sempre hi ha hagut un mercat, fins i tot en les cavernes, per a aquells que tenen una certa capacitat per explicar històries i cal confiar que, sigui a través de l'instrument que sigui, sempre hi haurà consumidors dels productes que els periodistes venen. Ara hi ha diaris amb més lectors que mai i també amb menys ingressos que mai a causa del fenomen d'Internet.

Passarà el futur per les xarxes socials? El que s'ha de tenir clar és que les noves eines, com les xarxes socials, exerciran un paper clau perquè la informació arribi abans i tingui un abast més global. Però ni Twitter ni Facebook canvien el món. És la gent la que fa les revolucions.


Los cables exigían buen periodismo

Los directores de los cinco medios que compartieron los documentos de Wikileaks analizan el impacto de las revelaciones y el futuro de la profesión

JOSEBA ELOLA - EL PAÍS - 24/02/2011

La transparencia no puede ser total. Los medios deben intervenir a la hora de seleccionar qué debe ser publicado. Para, entre otras cosas, no poner en riesgo vidas. Este es uno de los puntos en los que hubo acuerdo ayer entre los cinco directores de la coalición informativa nacida a raíz de la publicación de los papeles del Departamento de Estado norteamericano. La de ayer fue una tarde de gran debate en torno a todo lo que ha generado la publicación de los cables de Wikileaks. Con un auditorio abarrotado, lleno de jóvenes, unos jóvenes que parecen haber retomado su interés por los llamados medios tradicionales.

Abrió fuego Javier Moreno, director de EL PAÍS, afirmando sin ambages: "Las revelaciones de Wikileaks son el mayor acontecimiento periodístico de los últimos años". Esgrimió que el trabajo con los documentos se ha convertido en una reivindicación de ese viejo oficio llamado periodismo. ¿Hemos entrado en una nueva era? Bill Keller, director de The New York Times, respondió contundente: "Wikileaks no inventó una nueva era en periodismo; es más un síntoma de lo que está ocurriendo en los últimos años en Internet".

Sylvie Kauffmann, directora de redacción de Le Monde, recordó una vieja historia para ilustrar la importancia que ha tenido la difusión. Era una joven estudiante en Bilbao cuando España daba sus primeros pasos para salir de una larga dictadura. Asistió en esos días al nacimiento de una nueva prensa en España, al nacimiento de EL PAÍS: "Vi el inmenso papel que jugaba la prensa en la democracia. Entonces decidí que quería ser periodista". Para Kauffmann, la aparición de Wikileaks es un nuevo ejemplo de ese vínculo crucial entre prensa y democracia: "El cablegate no ha cambiado el periodismo en lo fundamental, pero ha contribuido mucho a nuestro esfuerzo por conseguir una mayor transparencia".

La transparencia fue, de hecho, uno de los puntos clave del debate. Moreno se hizo eco de la presión que ha recibido EL PAÍS en España para que se publicaran todos los cables, en su integridad. Algo bien distinto a lo que le ocurrió a Bill Keller, al que la opinión pública pedía respuestas por ofrecer al público informaciones de carácter secreto. Alan Rusbridger (The Guardian) terció: "No podíamos poner en peligro las vidas de gente totalmente inocente". Y recordó un episodio en el que los cinco medios tuvieron que poner su independencia sobre la mesa frente a la Administración norteamericana. Las autoridades no querían que se publicaran determinadas informaciones sobre Yemen. Aducían que ponían en peligro a un aliado en la lucha contra el terrorismo. The New York Times fue el encargado de recabar estas opiniones del Gobierno de Obama, un procedimiento habitual cuando un periódico va a publicar una información de carácter confidencial. "Consultamos con la Casa Blanca, pero tomamos nuestras decisiones", explicó Keller. Las pegas de la Administración norteamericana no fueron tenidas en cuenta. Rusbridger añadió: "Tomamos en consideración lo que nos dijeron, muy seriamente. Y decidimos publicar. Creo que el tiempo ha demostrado que fue lo correcto". En Francia, el rechazo inicial a la publicación de los papeles remitió pasada la primera semana. En Alemania, la mejor reacción, contó Georg Mascolo, director de Der Spiegel, fue la del embajador norteamericano en Berlín: dijo que estaba muy enfadado, pero no con los medios, sino con Wikileaks y con Estados Unidos por no haber protegido bien el material.

La figura de Julian Assange sobrevoló en varios momentos. La señal de audio de Bill Keller flaqueó en los primeros compases de la charla. "Julian Assange debe haber tocado este micrófono", bromeó. "Hay gente que lo adora y gente que ve en él a un demonio", sostuvo el director de The Guardian: "La posición más incómoda es la de decir que no es ni un mesías ni un diablo, porque recibes ataques de todas partes". Los directores coincidieron en que sería grave que las autoridades norteamericanas persiguieran al fundador de Wikileaks por difundir secretos oficiales. "Sería ridículo que se le encause ahora", apuntó Rusbridger. "¿Cómo podría hacer eso ahora Estados Unidos con lo que está pasando en el mundo?". Se refería al clamor por la libertad de expresión que se está viviendo en una buena parte del mundo árabe.

La charla concluyó con un análisis del futuro del periodismo. "Hay futuro", dijo Keller: "La única industria que cierra periódicos", declaró irónicamente, "es la industria periodística. El futuro es online". Kauffmann apostilló: "Hay futuro para el periodismo. Para los periódicos, esa es otra historia". La aportación de Georg Mascolo en este punto arrancó una ovación en el abarrotado auditorio. Contó que Der Spiegel no cobra online, y que cobra cuatro euros por el ejemplar de la revista. Pero que está abierto a subir el precio: "Por qué debemos cobrar menos de lo que vale un caffé late machiatto en un Starbucks. Enviar a periodistas a los sitios es caro. Nuestra revista es muy barata. Para que haya excelencia en el periodismo, la gente debería pagar por ello"

En la ronda final, Alan Rusbridger, siempre afilado y certero, hizo una cerrada defensa de por qué los medios en Internet no deben ser de pago: "Tienes más poder e influencia cuanta más gente te lee. Cuanto más estés en el corazón del nuevo ecosistema, mayor influencia tendrás en todo el mundo. Espero que esta visión inspire a los jóvenes periodistas".

Las redes sociales han sido la base de las revueltas árabes

ENTREVISTA: El futuro del periodismo JAVIER MORENO Director de El País

EL PAÍS - 24/02/2011

"Los ciudadanos de Túnez no necesitaban Wikileaks para conocer el grado de corrupción de los gobernantes y su entorno, pero el impacto de las informaciones sí espoleó el malestar previo en ese país, que fue el detonante de las siguientes revueltas en el mundo árabe". El director de EL PAÍS, Javier Moreno, cree que los cables publicados han sido un factor coadyuvante de las revoluciones en esos países. El papel determinante se lo atribuye "a las redes sociales en su conjunto, a la nueva sociedad de la información, a la velocidad con la que circulan las noticias: esa ha sido la base sobre la que se ha construido este movimiento".

Opina que en el resto del mundo la publicación de estas informaciones secretas propiciará una lucha entre la transparencia exigida a los Gobiernos y su "legítimo derecho" a mantener secretos. "Los Gobiernos intentarán proteger mejor sus secretos y las organizaciones y los periódicos acceder a ellos más que en el pasado".

Desde un punto de vista periodístico, Javier Moreno considera que este proceso informativo, coordinado con otras cuatro cabeceras de referencia internacional, ha supuesto una "inyección de adrenalina y de orgullo profesional para EL PAÍS". "Hemos aplicado nuestro mejor oficio para producir gran periodismo. Y para los lectores ha sido un flujo de información interesante, en profundidad, bien contextualizada. Han conocido grandes historias nacionales e internacionales cuyos perfiles no atisbábamos del todo, y algunas absolutamente novedosas de impacto para la política española". No cree, sin embargo, que esta aventura profesional, de gran repercusión en la web, traiga luz nueva para definir un modelo de negocio. "Entre los periódicos participantes cada uno aplica un modelo y tiene estrategias distintas, hay webs abiertas, otras de pago... Haríamos mal en intentar extraer una lección común sobre el modelo de negocio para sostener el periodismo que queremos hacer. Pero cuando se difundieron los cables hubo un aumento del tráfico en la web, tanto en España como en América Latina, y la audiencia es importante", sostiene.

"Ser capaces de convertirse en un jugador global es vital para establecer un modelo de negocio. Los ciudadanos responden acudiendo a las páginas y consumiendo información".

Wikileaks no ha propiciado el cambio, sino el conocimiento

ENTREVISTA: El futuro del periodismo BILL KELLER Director de 'The New York Times'

EL PAÍS - 24/02/2011

Bill Keller (Dayton, Ohio, 1949) dirige el diario The New York Times desde 2003. Periodista de raza, ganó el Premio Pulitzer en su etapa de corresponsal en Moscú.

"Considero que la colaboración entre los cinco medios ha funcionado bien. Lo que más me gustó fue leer las noticias y ver que cada uno mantuvo su propia independencia. Con análisis diferentes sobre los mismos cables".

Dubitativo sobre la influencia o no de los cables en la ola de cambio del mundo árabe, señala: "De lo que somos responsables es de haber avivado el fuego en Túnez, donde la información de Wikileaks sobre la vida de sus mandatarios tuvo mucho eco y enfureció a la población. Egipto sufrió un contagio claro. Libia es otra cosa. Existen un par de cables con material sobre Gadafi que, a pesar del control restrictivo de los medios, sabemos que han sido distribuidos".

Para él, Wikileaks no merece ningún mérito: "Creo que sería arrogante pensar lo contrario. Valiente es la gente que ha conseguido la información para que otros se lleven los honores. Wikileaks no ha propiciado el cambio, pero sí ha proporcionado conocimiento".

No tiene clara la continuidad de los cables: "Hay que recordar que fue un hombre quien localizó la información. Ahora se enfrenta a muchos años de cárcel. ¿Quién está dispuesto a hacer lo mismo?". Subraya que el trabajo de los periodistas no es el mismo que hace 10 años, y Wikileaks no es responsable de este cambio: "La información es más accesible y tiene un efecto directo sobre la intimidad". Su preocupación radica en cómo los Gobiernos van a castigar a las personas que publiquen información secreta.

De sus palabras se desprende que el futuro del periodismo está en Internet y "los medios tradicionales deben adaptarse".

En cuanto al pago por recibir información, sugiere que la mayoría de los lectores no pagarán, "pero aquellos que utilicen la web como un periódico sabrán lo que cuesta hacerlo y abonarán el dinero sin problemas".

Si somos abiertos, al final la gente nos traerá historias

ENTREVISTA: El futuro del periodismo ALAN RUSBRIDGER Director de 'The Guardian'

EL PAÍS - 24/02/2011
      
Alan Rusbridger (Zambia, 1953), que dirige The Guardian desde hace 15 años, es un adicto a las nuevas tecnologías y un defensor de que los medios sean abiertos. Afirma que, “con el tiempo, será beneficioso porque la gente traerá historias”. Sostiene que es un asunto sobre el que deben reflexionar las empresas mediáticas, porque “cuantos más muros levantan sobre su contenido, más reducen el impacto que pueden tener globalmente”. En su opinión, en “un medio con barreras, las historias de Wikileaks habrían resultado invisibles”, y cree que la publicación simultánea en varios medios reforzó el impacto. “Estas historias tuvieron el poder e influencia que tuvieron por la pericia que los periodistas pusieron en ellas, pero también porque se pudieron leer con la misma facilidad en las calles de El Cairo o Libia que en las de Washington, Moscú o Madrid”.

Gestionar los telegramas diplomáticos de EE UU fue un desafío inédito. “Creo que ningún periodista había trabajado nunca con semejante cantidad de información. Calculamos que eran 300 millones de palabras, los papeles del Pentágono eran 2,5 millones”, afirma. Hubo que aprender mucho y rápido: “Cómo presentarlo, cómo buscar entre toda aquella información, cómo encontrar historias fácilmente... Fue algo muy técnico”. Explica que fue parte de la amplia labor que realiza su diario trabajando con datos e información (data, en inglés) y compartiéndolos.

Asegura que la alianza con el resto de medios para gestionar los papeles de Wikileaks les ha servido para darse cuenta de que “hay pocas organizaciones mediáticas en el mundo que compartamos el mismo grado de seriedad y de compromiso con este tipo de periodismo”. Y agradece la posibilidad de poder charlar en Madrid con sus homólogos “sin el estrés de enfrentarse contra reloj a semejante cantidad de información”.

Assange acertó al confiar en medios tradicionales

ENTREVISTA: El futuro del periodismo SYLVIE KAUFFMANN Directora de 'Le Monde'

EL PAÍS - 24/02/2011

Sylvie Kauffmann (Marsella, Francia, 1955) dirige desde 2010 la redacción del diario francés Le Monde. Antes de ocupar este puesto fue corresponsal en el sureste asiático, desde donde elaboraba grandes reportajes. Kauffmann, la primera directora de la cabecera francesa, cree que ni Internet, ni el iPad ni los teléfonos inteligentes amenazan el futuro de la prensa. "Se dice que las nuevas tecnologías van a matar a los periódicos, pero yo pienso lo contrario. Tendremos que adaptarnos y revisar nuestro modelo de negocio; empresarial y económicamente va a ser difícil, pero periodísticamente es fabuloso. Abre una paleta de posibilidades: multiplicación de temas, soportes, fuentes…", dice.

De hecho, los documentos Wikileaks y el gran despliegue en Internet del que se han acompañado han ocasionado ya un cambio en Le Monde donde sus dos redacciones —la de la web y la del periódico impreso— se han acercado. "Nos hemos visto obligados a trabajar más juntos que de costumbre y ha sido muy positivo", cuenta la directora de Le Monde.

El cablegate y Wikileaks, que han jugado un papel muy importante, según Kauffmann, en lo ocurrido en Túnez y en Egipto, y en lo que está sucediendo en Libia — "Estuve allí la semana pasada y el debate de lo revelado en los cables estaba en la calle"—, van a dejar un poso clave. "Los gobiernos van a tratar de protegerse más", asegura, "pero al mismo tiempo va a haber un dinamismo que contribuirá a que haya más transparencia; la prensa, el público, van a estar más habituado a ello y lo exigirá", considera.

Kauffmann afirma que es a los medios de comunicación a quienes corresponde ejercer esa presión para reclamar la difusión de esa información responsablemente. "La inteligencia de Assange ha sido confiar en los medios tradicionales para explotar mejor esa transparencia que ofrecían los documentos secretos. Y el resultado ha sido muy positivo", dice.

No creo que pueda haber periodismo libre gratis

ENTREVISTA: El futuro del periodismo GEORG MASCOLO Director de 'Der Spiegel'

EL PAÍS - 24/02/2011

El proyecto conjunto de Wikileaks le ha traído algunos "dolores de cabeza", pero también "mucha diversión", bromea Georg Mascolo, director del semanario alemán Der Spiegel desde 2008, junto a Mathias Müller von Blumencron. Mascolo (Stadthagen, Alemania, 1964) habla del gran impacto que ha tenido la mayor filtración de la historia, por ejemplo, en el Magreb y Oriente Próximo, donde se están sucediendo las revueltas sociales en busca de libertad y democracia. "No estoy seguro de que haya una revolución de Wikilieaks, como han dicho algunos, pero estoy seguro de que ha tenido un impacto real en esas sociedades", explica.

Mascolo afronta la revolución digital en los medios desde el punto de vista de una publicación "muy tradicional" —con su semanario impreso—, pero a la vez dispuesta a adaptarse a las nuevas tecnologías —Spiegel publica un diario en Internet—. Y lo hace sin diferenciar entre calidad impresa y online. "Lo que hay que hacer es buen periodismo y llevárselo a los lectores en el formato en que lo quieran leer", dice, da igual que sea en papel, en el ordenador o en iPad. Eso sí, llevárselo, pero "cobrar por él", añade.

No cree que a largo plazo se pueda producir "periodismo libre gratis". Por eso, su política ha sido la de "levantar un muro" entre su diario en Internet, gratuito, y el semanario impreso, con "coberturas en profundidad" y de pago. Así que las dos redacciones están separadas y los contenidos, también. "Soy optimista. Creo que, al final, a la gente le importa el buen periodismo, que quieren saber lo que pasa en el mundo y están dispuestos a pagar por ello". Mascolo recurre a un ejemplo muy ilustrativo: "El semanario Der Spiegel cuesta cuatro euros, lo mismo que vale un café con leche en Starbucks. ¿Es eso demasiado por tener a 250 periodistas trabajando duro cada semana tratando de reunir exclusivas, estando en Libia o en cualquier parte del mundo donde esté ocurriendo algo?".