miércoles, 2 de febrero de 2011

Obama al contraataque con un claro mensaje a los EE UU destinado a recuperar votantes

Barack Obama ha pronunciat el seu tercer discurs sobre l’estat dels EUA, davant del Congrés, conscient que la carrera per obtenir un segon mandat ha entrat en un període decisiu. Després de la derrota dels demòcrates en les eleccions de novembre, cap error li està ara permès i cap flanc polític, deixarà de passar-li factura. Però tampoc una actitud merament defensiva seria suficient per revalidar la majoria de qui va arribar a la Casa Blanca amb un discurs reformista el balanç del qual, fins al moment, ha produït especialment una enorme mobilització dels seus adversaris.

El marge polític del que disposava Obama per mantenir-se fidel al seu programa original i introduir les correccions necessàries era reduït. En la seva intervenció ha sabut, no obstant això, trobar una línia argumental per passar al contraatac. Les reformes, ve a dir el president, són la resposta que Estats Units necessita per mantenir la seva posició enfront de les potències emergents, en particular Xina. Obama es compromet a mantenir la inversió en sectors com la formació, l'educació i la sanitat, però s’anticipa a les crítiques per la xifra de dèficit anunciant, retallades en la despesa pública, inclòs el militar i congelant fins a cinc anys la inversió en programes no prioritaris. Aquest equilibri no li evitarà el xoc amb els republicans, però pot contribuir a desmentir que el debat es fa entre els qui no es preocupen del dèficit i els qui es proposen reduir-ho. Obama s'ha mostrat decidit en aquest últim camp, encara que dissentint de l'oposició en els capítols en els quals hauria d’estalviar-se.

En política exterior, el programa presidencial parteix de la nova realitat internacional creada principalment pels països emergents, en la qual Washington està obligat a reformular els seus anàlisis i les seves línies d'actuació per mantenir la supremacia. Després del reconeixement del paper de Xina en ocasió de la visita de Hu Jintao, Obama vol reforçar els llaços amb Amèrica Llatina, on Brasil és un altre dels actors fonamentals de la nova realitat. El suport exprés d'Obama als tunisians que van derrocar la dictadura de Ben Ali contenia un doble missatge: EUA segueix compromès amb la promoció de la democràcia, però no mitjançant guerres, com les que va emprendre el seu antecessor a la Casa Blanca.

- Reprodueixo les magnifiques cròniques sobre el tema de Antonio Caño, corresponsal de El País a Washington:

Barack Obama redefine su gestión en busca de un segundo mandato


La prioridad en el empleo define el discurso sobre el estado de la Unión

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS - 26/01/2011

Varios empresarios se han incorporado recientemente a su equipo

La Casa Blanca busca ahora más pragmatismo y menos sueños

Obama II, la segunda mitad de la presidencia de Barack Obama, se anuncia más tranquila, más centrista y más exitosa. El presidente trató ayer de concretar esos términos en su discurso sobre el estado de la Unión, pero lo importante llega ahora, cuando tiene que hacer creíble esa transformación y ganarse la confianza de sus compatriotas para no ser un presidente de un solo mandato. Ya no hay margen para el error.

Estados Unidos está a punto de entrar de nuevo en campaña electoral. El próximo mes de mayo se celebrará el primer debate entre los candidatos republicanos a la presidencia. A partir de ahí ya es un tobogán hasta el caucus de Iowa y la repetición de un nuevo ciclo hacia las urnas. Ese es, por tanto, el horizonte en el que todos trabajan.

Varios de los principales colaboradores de Obama han dejado ya Washington para comenzar con la planificación de la campaña en Chicago, la ciudad de Obama. El capitán de todos ellos, David Axelrod, que todavía está aquí, se les sumará en unos días más. La Casa Blanca anunció la pasada semana oficialmente el inicio de la actividad electoral del presidente, aclarando que eso no significa que se desatiendan sus obligaciones como líder del país.

Parte del éxito de la campaña electoral que se acerca depende de gobernar bien ahora. Así es que Obama, con el viento a favor después de los sucesos de Tucson y, por primera vez desde su toma de posesión, remontando velozmente en las encuestas, ha recompuesto su equipo y redefinido su gestión -detallado en el discurso de anoche- para alcanzar ese doble objetivo.

La recomposición de su equipo continuó la semana pasada con el nombramiento del presidente y primer ejecutivo de General Electric, Jeffrey Immelt, como presidente de un grupo de asesores económicos externos en sustitución de Paul Volcker, un veterano y respetado ex presidente de la Reserva Federal. Es todo un ejemplo de otros nombramientos que Obama ha hecho recientemente y un síntoma de sus intenciones: más proximidad a la economía real, mejores relaciones con los empresarios, más pragmatismo y menos sueños. Algo similar se puede decir de la elección de William Daley, un antiguo ejecutivo de JPMorgan, como nuevo jefe de Gabinete, la posición más importante del entorno presidencial.

En cuanto a la redefinición de su presidencia, se puede resumir que está sostenida en cinco principios:

- Visión. Obama intenta proyectar su presidencia hacia más allá de 2012. Ayudado por el éxito de la reciente visita del presidente de China, Hu Jintao, que ha acabado de convencer a los norteamericanos de que tienen que competir fuertemente por el liderazgo mundial, el presidente intenta señalar el camino, identificar las transformaciones estructurales y mentales que el país necesita hacer para mantener su supremacía a lo largo de este siglo.

- Economía. Cualquier plan de largo plazo fracasará si no se afrontan primero las urgencias económicas del país, especialmente el desempleo. Las últimas cifras son mejores -9,1% en diciembre- y el optimismo de los norteamericanos respecto al año próximo ha crecido. La mayoría de las grandes empresas ganan dinero y la Bolsa sobrepasa niveles previos a la crisis de 2008. Es necesario todavía, no obstante, crear un clima de estabilidad en la inversión y acelerar el crecimiento (alrededor de un 3% el año pasado).

- Papel del Estado. En la batalla económica es esencial para Obama definir con claridad su concepto del Estado. Hasta ahora, con la reforma sanitaria, la reforma financiera y el plan de estímulo económico, ha actuado como un partidario del intervencionismo. En varias ocasiones ha explicado que lo ha hecho, en parte, obligado por unas circunstancias económicas extremas que obligaban a actuar con urgencia. Ahora pretende un mayor equilibrio en esa función.

- Bipartidismo. El debate sobre el papel del Estado es el corazón del debate político. Los republicanos tuvieron éxito al retratar a Obama como un socialista y consiguieron deformar su figura ante el público con una campaña de propaganda frecuentemente sucia. Después del tiroteo de Tucson, el clima ha cambiado. Los ciudadanos quieren que los dos partidos se entiendan mejor. La decisión de demócratas y republicanos de sentarse juntos anoche en el pleno puede ser un mero gesto, pero ayuda a Obama a presentarse como una figura conciliadora.

- Ideología. Aunque no se presente como tal, una parte de la pelea que se presentó en el discurso sobre el estado de la Unión y se vislumbra ante el futuro inmediato tiene que ver con la ideología: ¿Cómo recortar el déficit sin amenazar los programas sociales?, ¿cómo aumentar el control de las armas con el apoyo de la población?, ¿cuándo atajar en serio el cambio climático?

Las guerras de Irak y Afganistán quedan en un segundo plano frente a esos retos. Por ahora no es en esos escenarios en los que Obama se juega la reelección, que es de lo que se trata a partir de hoy.

Obama convoca a EE UU a ganar el futuro

El presidente pide innovación y reformas para mantener el liderazgo norteamericano

ANTONIO CAÑO - Washington - EL PAÍS -  27/01/2011

Esta es la nación de Google y de Facebook, innovar es nuestra forma de vivir

Barack Obama ha reconectado con los norteamericanos y les ha marcado una senda esperanzadora, aunque muy penosa, hacia el futuro. El presidente hizo en su discurso del estado de la Unión la transición entre un país que sale debilitado de una aguda crisis económica y otro que se dispone a encarar un nuevo tiempo decidido a competir, a dotarse de los instrumentos que le permitan hacerlo en las condiciones adecuadas y a extender todo el tiempo posible la supremacía de la que ha gozado durante un siglo.

Ese fue el éxito principal del discurso de Obama, la razón por la que ha recibido un respaldo apabullante en las encuestas -91% en CBS, 84% en CNN- y por la que su popularidad asciende de forma vertiginosa (casi 10 puntos en dos semanas). El presidente ha comprendido que este es un momento en el que su nación está necesitada de un nuevo reto: vencer los obstáculos que la nueva economía representa, superar a naciones que han cobrado ventaja en los últimos años e inventar lo que la humanidad requiere ahora para seguir liderando el progreso.

"Esta es la nación de Edison y los hermanos Wright, de Google y de Facebook; la innovación no es para nosotros solo un medio de cambiar nuestra vida, es nuestra forma de vivir", dijo el presidente. "Somos capaces de hacer grandes cosas", repitió varias veces.

Todo el discurso fue un grito de vitalidad y de entusiasmo, de confianza en las fuerzas de este pueblo y de aliento para demostrarlo. "El discurso ha sido un programa de 12 puntos sobre cómo enganchar a los norteamericanos con el sueño que ha mantenido vivo a este país desde su nacimiento", opinó el analista político de CBS y Slate John Dickerson.

Sueño no fue aquí contradictorio con realismo. La situación en que se encuentra EE UU es difícil, explicó. El riesgo de que otros países le roben su predominio, muy cierto. "Los hogares de Corea del Sur", advirtió, "tienen acceso más rápido a Internet que nosotros, China está construyendo trenes más rápidos, nuevos aeropuertos... y desde hace poco alberga la mayor instalación privada de investigación solar y el ordenador más rápido del mundo". "Mientras tanto", añadió, "nuestros propios ingenieros valoran nuestra infraestructura con un suspenso".

China e India forman más técnicos y científicos, Corea del Sur dispone de muchos mejores maestros, esos países y otros invierten en investigación más que EE UU. En este país, en cambio, la educación pierde calidad cada año, sus alumnos bajan de categoría en las comparativas internacionales y la innovación se pierde entre regulaciones y arbitrariedades políticas.

Hay que reaccionar, dijo Obama. "Tenemos que hacerlo mejor". Lo que incluye, según sus palabras, señalar las metas de lo que Estados Unidos quiere hacer de aquí a la mitad de este siglo. "En cinco años un 98% de la población debe tener acceso a Internet de alta velocidad... queremos un millón de coches eléctricos para 2015, un 80% de energía limpia para 2035, trenes de alta velocidad para ocho de cada 10 ciudadanos en 25 años".

Eso va a requerir un enorme sacrificio, similar al que este país tuvo que hacer para salir de la Gran Depresión y ganar una era dorada de desarrollo. Va a exigir una nueva mentalidad de parte de los trabajadores y los emprendedores y una serie de reformas profundas en el modelo de actuación del Gobierno y las instituciones del Estado. "La última gran reorganización del Estado ocurrió en la era en que la televisión era todavía en blanco y negro", recordó el presidente.

Esas reformas dependen en gran parte de la capacidad de Obama y de quienes le escucharon en el Congreso en la noche del martes de entenderse en la administración del presupuesto. Los republicanos, como dejaron claro en sus discursos de réplica, no ven mayor prioridad que la reducción del déficit y creen que ahí hay que depositar todos los esfuerzos.

En ese sentido, mientras Obama hizo en su discurso un intento por dejar la crisis atrás, los republicanos demostraron estar aún viviendo políticamente en la crisis. Es cierto que, aunque la Bolsa superó ayer la cifra de 12.000 puntos -lo que no se veía desde junio de 2008-, la crisis no desaparecerá del horizonte hasta que el paro no baje del 9% actual. También es cierto que la mayoría de los norteamericanos comparten con los republicanos su preocupación por el déficit y quieren que el Gobierno gaste menos.

Las diferencias llegan cuando se pregunta qué gastos se eliminan. Y desde ese punto de vista es desde el que Obama defendió su causa más eficazmente que la oposición porque supo vincular la actividad del Estado -el gasto público, en definitiva- con un proyecto de futuro. "La inversión en innovación, educación e infraestructura convertirá a EE UU en un lugar mejor para hacer negocios y para crear empleos", dijo.

Aceptó, no obstante, la idea de recortar el Estado y el déficit. Propuso reducir el impuesto a las corporaciones, eliminar regulaciones y congelar el gasto -mediante la eliminación de programas superfluos y la optimización de recursos en otros- por un periodo de cinco años. Se trata de perder grasa sin eliminar incentivos. "No se puede aligerar un avión quitándole los motores", aseguró.

Es un mensaje que se puede interpretar también como un guiño a los empresarios, poco favorables hasta ahora de la gestión de Obama. Entre los descontentos por el discurso hay que anotar a los partidarios del control de armas, puesto que el presidente no introdujo como se esperaba propuestas en ese sentido. El repaso a la política exterior, por lo demás, fue meramente rutinario.

Palabras clave de otros presidentes

- Franklin D. Roosevelt (1933-1945) - "Enemigos". En el discurso del estado de la Unión de 1945, después del Día D en la Segunda Guerra Mundial, la usó 21 veces.

- Dwight D. Eisenhower (1953-1961) - "Poder". En el contexto de la posguerra, fue el término al que más recurrió en sus discursos.

- J. F. Kennedy (1961-1963) - "Competencia". En plena guerra fría, Kennedy la utilizó más que ninguna otra en 1962 para hablar de Europa occidental y EE UU.

- Ronald Regan (1981-1989) - "Impuesto". En su primera comparecencia en 1981, llegó a repetirla 30 veces para defender su programa de reducción del gasto público.

- Bill Clinton (1993-2001) - "Invertir". Al comienzo de su mandato, esta palabra fue la más usada para proponer sus nuevos programas.

- George W. Bush (2001-2009) - "Terror". En referencia a la guerra contra el terrorismo, fue la que más dijo durante su presidencia junto con "libertad".

Un discurso sobre los desafíos del siglo XXI

- Colaboración bipartidista. "Nuevas leyes solo podrán ser aprobadas con respaldo conjunto de representantes demócratas y republicanos. Avanzaremos juntos, o no lo haremos para nada, porque los desafíos a los que nos enfrentamos son más grandes que los partidos, más grandes que la política".

- Competición global. "India y China entendieron que con algunas reformas podían competir en el nuevo mundo. El mundo ha cambiado y la competición es real. [...] Sabemos qué es necesario para competir para los empleos y las industrias de nuestro tiempo. Necesitamos superar al resto del mundo en innovación, educación, infraestructuras. Hacer de América el mejor lugar del mundo para hacer negocios. Reformar el Gobierno. Así es como ganaremos el futuro".

- Educación. "A todos los jóvenes que están escuchando y están decidiendo sobre su futuro profesional: si queréis contribuir a mejorar la vida de nuestra nación, la vida de un niño, elegid ser profesores. Vuestro país os necesita".

- Un article d’opinió més centrat en la política internacional d’Obama:   

Quién se ocupa del salmón

LLUÍS BASSETS - EL PAÍS - 27/01/2011

Obama mira hacia casa, pero su reto es exterior: competir y liderar en el mundo global

Cuando Davos se despereza, Washington se halla todavía en la digestión de las palabras presidenciales. Casi todos los años el discurso del estado de la Unión resuena en las montañas alpinas justo en el momento en que empieza el Foro Económico Mundial. El eco suele ser más intenso cuando el presidente de la primera superpotencia se ocupa de los asuntos mundiales: la concentración de estadistas, ministros, economistas y politólogos que se da en la localidad suiza solo tiene parangón con la que hay normalmente en Washington, incluidos los americanos. Pero este año Obama ha dirigido su mirada hacia casa, para cerrar el paso al Partido Republicano después de su victoria de noviembre y de su agresivo despliegue de cara a las presidenciales de 2012, con un discurso más centrado, una oferta bipartidista y subrayando los acentos patrióticos que presentan a Estados Unidos como una nación especial, excepcional y destinada a conseguir metas inigualadas en la historia.

Muy poca política internacional, por tanto. Apenas para rendir homenaje a sus soldados, que siguen sacrificándose en las aventuras de Irak y Afganistán iniciadas por el anterior presidente, y para recordar que EE UU sigue siendo el país líder y responsable de la seguridad mundial. Esta no es una cuestión marginal. China es ya un gran jugador reconocido en la escena global, que participa siguiendo las reglas de juego internacionales (lo contrario de lo que hace en casa, donde no hay más regla que la del poder del partido), pero no se responsabiliza de la marcha del mundo ni quiere cargar sobre sus espaldas protagonismo alguno. Europa es peor: no aspira a nada, ni a jugar en la escena mundial ni por supuesto a tomar responsabilidades o protagonismo.

Obama habló de Túnez, con claridad y contundencia suficiente como para que los europeos sigamos sonrojándonos. Pero no supo decir nada de la ira contra los dictadores que va extendiéndose en la calle árabe, en Argelia y Egipto sobre todo, y lo que es más grave, no dedicó ni una mención, aunque fuera tangencial, a una de sus cuentas pendientes: la prometida paz entre los dos Estados reconocidos internacionalmente con fronteras seguras que varios presidentes estadounidenses han prometido a israelíes y palestinos. Oriente Próximo no está entre las preocupaciones de sus electores. El presidente que consiga la paz entre israelíes y palestinos, como se propuso Obama quizás imprudentemente, pasará a la historia, pero no es seguro que obtenga gracias a ello un reconocimiento en votos.

El eco global del estado de la Unión no se percibe únicamente cuando el presidente se refiere a los grandes capítulos conflictivos de la política internacional. Ya no existe la política interior para ninguno de los países que cuentan. La creación de empleo no es un reto interior para nadie, sino parte de la carrera de la competitividad en el mercado global. Obama invitó ayer a sus conciudadanos a competir en el escenario global con los nuevos agentes que retan el poder de EE UU en numerosos capítulos, desde la educación y la banda ancha (Corea del Sur) hasta los transportes (Europa, Rusia, China). Su receta, en cinco puntos, vale para EE UU y vale para Europa. 1. Ganar el futuro mediante la innovación, en biomedicina, en tecnologías de la información y en energías limpias. ¿No vale para España, al igual que su mix energético que incluye las centrales nucleares? 2. Invertir en educación y sobre todo en educadores, "constructores de la nación" según los surcoreanos. 3. Mejorar las infraestructuras: transportes y telecomunicaciones sobre todo. 4. Atacar drásticamente el déficit público, para no quedar "enterrados en una montaña de deuda": ahí el eco de Davos le devolvió la crítica de Nouriel Roubini por la modestia de su propuesta; debería cortar más todavía. 5. Reformar el Gobierno; la avería generalizada de la gobernanza queda muy bien ejemplificada por un gag de su discurso: el Departamento de Interior se ocupa de los salmones cuando viven en agua dulce, pero es el de Comercio quien lo hace cuando llegan al mar, y no se sabe quién está al cargo cuando ya están ahumados.

Las duplicaciones, el solapamiento de competencias y la ausencia de responsabilidades claras es algo que afecta a todos los Gobiernos, desde el nivel más local hasta el nivel global, el G-20, donde no hay manera de que cada uno asuma sus responsabilidades, pasando por el nivel europeo, donde hace falta una crisis de la deuda soberana para que los Gobiernos empiecen a hacer sus deberes. Obama fue muy preciso y sutil en su análisis: "Por supuesto, hay países que no tienen este problema. Si el Gobierno central quiere un tren, tiene un tren, no importa cuántas viviendas sean destruidas. Si no quieren una historia negativa en el periódico, también lo consiguen".

El emblema del mundo desgobernado es este salmón que se nos escapa de las manos y que solo el capitalismo chino, u otros regímenes autoritarios, pueden criar y pescar a placer.

- Un altre article d’opinió aquest una mica més particular, però alhora exemplificador de la realitat política i també econòmica dels EUA:  

Su Europa particular

Paul Krugman profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de Economía de 2008 - EL PAÍS - 30/01/2011

Los republicanos usan el mito de una Europa fracasada en contra de las políticas progresistas

El discurso sobre el Estado de la Unión del presidente Obama fue un tostón. Pero la respuesta republicana oficial, presentada por el representante Paul Ryan, ha sido realmente interesante. Y no lo digo en el buen sentido. Ryan ha hecho afirmaciones muy discutibles sobre el empleo, la asistencia sanitaria y más cosas. Pero lo que me ha llamado la atención al leer la transcripción ha sido lo que ha dicho acerca de otros países: "Si no, fíjense en lo que les está pasando a Grecia, Irlanda, Reino Unido y otros países de Europa. No han actuado lo bastante pronto; y ahora sus Gobiernos se han visto obligados a imponer dolorosas medidas de austeridad: grandes recortes de las prestaciones a los mayores y enormes subidas de impuestos para todo el mundo".

Es una buena historia: los europeos titubearon acerca de los déficits, y eso condujo a la crisis. Desgraciadamente, aunque eso es más o menos cierto en el caso de Grecia, no es ni mucho menos lo que ha pasado en Irlanda ni en Gran Bretaña, cuya experiencia refuta de hecho la actual retórica republicana.

Claro que, los conservadores estadounidenses hace mucho que tienen su Europa particular e imaginada: un lugar de estancamiento económico y una Sanidad terrible, una sociedad que gime bajo el peso del Gran Gobierno. El hecho de que Europa no sea realmente así -¿sabían que los adultos que se incorporan por primera vez al mercado laboral tienen más posibilidades de encontrar trabajo en Europa que en Estados Unidos?- no les ha disuadido. Así que no deberíamos sorprendernos por unos cuentos chinos similares sobre los problemas de deuda europeos.

Hablemos de lo que realmente ha pasado en Irlanda y Gran Bretaña. En vísperas de la crisis financiera, los conservadores no hacían más que elogiar a Irlanda, un país con impuestos bajos y poco gasto en relación con la media europea. El Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage lo situaba por encima de cualquier otro país occidental. En 2006, George Osborne, ahora ministro de Hacienda de Gran Bretaña, afirmaba que Irlanda era "un ejemplo brillante del arte de lo posible en la elaboración de políticas económicas a largo plazo". Y la verdad es que, en 2006 y 2007, Irlanda registraba un superávit presupuestario y uno de los niveles de deuda más bajos del mundo desarrollado.

¿Qué fue lo que salió mal? La respuesta es: bancos fuera de control; los bancos irlandeses se desbocaron durante los años de bonanza y generaron una enorme burbuja inmobiliaria. Cuando la burbuja estalló, los ingresos se hundieron y el déficit se disparó, mientras que la deuda pública se puso por las nubes porque el Gobierno terminó asumiendo las deudas de los bancos. Y los drásticos recortes del gasto no han logrado restaurar la confianza, a la vez que han provocado una enorme destrucción de empleo.

La lección de la catástrofe irlandesa, por lo tanto, es casi la contraria de la que Ryan pretende hacernos creer. No dice "recortad el gasto ahora, o pasarán cosas malas"; dice que los presupuestos equilibrados no le van a proteger a uno de la crisis si uno no regula eficazmente sus bancos, un argumento defendido en el informe recién publicado de la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera, que llega a la conclusión de que "30 años de liberalización y dependencia de la autorregulación" han contribuido a provocar nuestra propia catástrofe. ¿He mencionado que los republicanos están haciendo todo lo posible por minar la reforma financiera?

¿Qué pasa con Gran Bretaña? Bueno, al contrario de lo que Ryan parecía dar a entender, Gran Bretaña no ha sufrido realmente una crisis de deuda. Es cierto que David Cameron, que se convirtió en primer ministro el pasado mayo, ha dado un giro radical hacia la austeridad fiscal. Pero eso ha sido una elección, no una respuesta a la presión del mercado.

Y tras esa elección se encontraba la adherencia del nuevo Gobierno británico a la misma teoría ofrecida por los republicanos para justificar su petición de recortes inmediatos del gasto en Estados Unidos, la afirmación de que recortar drásticamente el gasto en un momento de depresión económica ayudará en realidad al crecimiento en vez de perjudicarlo.

¿Y cómo le está yendo a esa teoría? Nada bien. La economía británica, que parecía estar recuperándose de la crisis en 2010, volvió a caer en el cuarto trimestre. Sí, el mal tiempo ha sido un factor, y no, uno no debe dar demasiada importancia a las cifras de un solo trimestre. Pero está claro que no hay ningún indicio de ese aumento de la confianza del sector privado que se suponía que iba a contrarrestar los efectos directos de la eliminación de medio millón de puestos de trabajo públicos. Y, como consecuencia, la experiencia británica no ofrece apoyo alguno a las afirmaciones republicanas sobre que Estados Unidos necesita recortes del gasto para enfrentarse al paro masivo.

Lo que me lleva de nuevo a Paul Ryan y su respuesta al presidente Obama. Vuelvo a decir que los conservadores estadounidenses han usado desde hace mucho tiempo el mito de una Europa fracasada como argumento en contra de las políticas progresistas en Estados Unidos. Más recientemente, han intentado apropiarse de los problemas de deuda de Europa en beneficio de su propio programa, independientemente del hecho de que los acontecimientos en Europa realmente apuntan en el sentido contrario.

Pero a Ryan se le suele retratar como un líder intelectual dentro del Partido Republicano, con especial conocimiento de los asuntos relacionados con la deuda y el déficit. Así que la revelación de que literalmente no tiene ni la más remota idea de las crisis de la deuda que actualmente se están produciendo es, como he dicho, interesante, y no en el buen sentido.