Unes 32 pàgines poden ser suficients per mobilitzar a una generació. Las de Indignez vous!, el llibre del veterà de la Resistència francesa de 93 anys Stéphane Hessel, per descomptat han generat un fenomen literari autèntic: el pamflet ha venut més d'un milió d'exemplars i encapçala des de fa tres mesos la llista dels llibres més venuts de França. El proper 22 de març el text arribarà a les llibreries espanyoles: Edicions Destino publicarà ¡Indignaos!, que inclourà també una reflexió de José Luis Sampedro.
Indigneu-vos, que a França costa uns tres euros, es dirigeix als joves i els anima a dir prou i a lluitar contra la deixadesa de la societat d'avui dia. Hessel explica que en el món actual és més complicat identificar a l'enemic (no com en la seva època, quan existien Hitler i Stalin), però sí existeix i "cal aprendre a resistir" i a dir "no". El text sosté que els joves s'estan jugant la llibertat i els valors principals de la humanitat i lamenta que ningú estigui fent res per aturar la deterioració de la societat.
El héroe que escribió un 'best seller'
Stéphane Hessel, antiguo miembro de la Resistencia , vende más de 850.000 copias de '¡Indignaos!' - Su panfleto político, de 32 páginas, es el número uno en Francia
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA - EL PAÍS - 16/01/2011
La relación de sus padres inspiró la película de Truffaut 'Jules et Jim'
Estuvo dos veces en campos de concentración y las dos se escapó
"El mundo va mal, gobernado por poderes financieros que lo quieren todo"
"Nosotros nos jugábamos la vida. Hoy los jóvenes se juegan la libertad"
El actual fenómeno literario en Francia se llama Stéphane Hessel y es un hombre delgado, con el pelo rapado, simpático, atento y lúcido. Tiene 93 años, se dirige a su mujer, de parecida edad, llamándola "amor mío", ha vivido una vida de aventuras, coraje y determinación que no cabría en varias películas y reside en un piso discreto y acogedor en un barrio del sur de París.
Canturrea al pasearse por el apartamento. Recibe muchas llamadas que no contesta. Su fax temblequea constantemente. Su librito, un panfleto político de 32 páginas titulado Indignez vous! (¡Indignaos!) ya ha sido comprado por 850.000 franceses, va a sobrepasar el millón, se encuentra en las listas de los libros más buscados en Francia y se va a traducir a una veintena de lenguas. Editado de forma casi artesanal por Indigène, empresa perteneciente a un matrimonio de editores militante y comprometido de Montpellier, se vende a tres euros. Al principio imprimieron 8.000 ejemplares pensando que no iría más allá. Pero el librito, que salió en plena tormenta social en Francia por el retraso de las jubilaciones, cobró vida propia.
Nacido en Berlín, Hessel llegó a París en 1924, a los siete años. Sus padres fueron unos alemanes cultos y curiosos, escritor y pintora respectivamente, amigos de Duchamp y Picasso y su relación amorosa sirvió de modelo para la película Jules et Jim, de François Truffaut. "Conocí a Walter Benjamin a los 15 años. Toda esa gente era mi familia. Por eso, cuando el nazismo calificó esa cultura de degenerada, tuve que rebelarme. Por cierto, a mi madre le gustó mucho la película. Y escribió a Truffaut para decírselo".
Hessel estudió en la Escuela Normal Superior, donde conoció a Sartre: "Era un tipo influyente, que te convencía de cómo había que ser y cómo debía uno actuar". Tras el armisticio, se levantó contra Pétain, luchó en la Resistencia , fue hecho prisionero por la Gestapo y estuvo en un campo de concentración, entre otras vivencias. Pero su libro no habla de eso.
"Mi obra exhorta a los jóvenes a indignarse, dice que todo buen ciudadano debe indignarse actualmente porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo". Y prosigue: "En nuestra época teníamos un adversario claro: Hitler, Stalin. Y dijimos 'no'. Ahora, el enemigo es más difícil de encontrar. Pero es igual de importante decir 'no'. Hay que resistir otra vez. Nosotros nos jugábamos la vida. Pero los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la humanidad".
Sabe de lo que habla. En junio de 1940, se levantó contra el régimen colaboracionista de Vichy. "Muchos franceses pensaban que la guerra había terminado ya y no querían saber nada del llamamiento de De Gaulle desde Londres. Otros nos negábamos a que todo acabara así". El joven subteniente Hessel saltó al norte de África. De ahí a Lisboa, antes de llegar a Londres, donde se puso a las órdenes del general. "De Gaulle era muy alto, muy cortés. Entonces éramos muy pocos a su alrededor. Cuando llegué, me invitó a comer: a mí, a un subteniente. Supe entonces que era el hombre al que debíamos seguir". Trabajó tres años en la capital británica como organizador de la red de espionaje en Francia. Después, harto del despacho, fue enviado a Francia como jefe de espías. "Trabajábamos enviando información a Londres por radio. Pero no se imagine las radios de ahora. Eran aparatos que funcionaban muy mal, y no podíamos emitir más de 20 minutos porque nos interceptaban los alemanes".
Un camarada, tras ser torturado por la Gestapo , le traicionó: "Me citó ahí cerca, en el cruce entre la calle de Edgar Quinet y la avenue Raspail. Era el 10 de julio de 1944 y los aliados ya estaban en Caen. Quienes me esperaban de verdad eran los de la Gestapo ". Le trasladaron al campo de concentración de Buchenwald. "Allí a los espías o los fusilaban o los ahorcaban. Me libré de la muerte gracias a que, a última hora, pude hacerme con la identidad de un francés que había muerto de tifus", explica. Volvió a ser apresado. Retornó a un campo de concentración. Se escapó otra vez. Alcanzó París, ya liberada.
Se reunió con su esposa Vitia y sus tres hijos. Se convirtió en diplomático. En 1948 participó en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada en el Palacio de Chaillot, en París. Trabajó en Nueva York, en Viena y en París, viajó por todo el mundo, siempre fiel a los valores de la Resistencia y a los Derechos Humanos, escribió un libro de memorias de hermoso título Dance avec le siecle (Baile con el siglo) y aunque anima a la gente a indignarse, aboga por la no violencia, aparentemente no guarda ninguna amargura y sonríe incluso cuando recuerda los peores momentos, como cuando le torturó la Gestapo en un calabozo de la Avenue Foch , en París: "Yo les hablaba en alemán. Muchos camaradas me dijeron después que había cometido una locura, que era mejor fingir que no les entendía. Pero yo les hablé. Me metían la cabeza en una bañera llena de agua hasta que estaba a punto de ahogarme, y luego me levantaban y me preguntaban. Yo les dije en alemán que la guerra estaba terminándose y que la iban a perder, que no les convenía torturarme mucho porque les podría denunciar yo luego. Quién sabe. Tal vez eso me salvó la vida. Y lo de la bañera era muy desagradable, sí, pero se sobrevivía. La prueba soy yo".
Pequeño manual para jóvenes rebeldes
Hoy llega a las librerías españolas el manifiesto de Stéphane Hessel, obra que millones de lectores ya han convertido en un best seller espontáneo
ANDRÉS PÉREZ - PÚBLICO - 22/02/2011
“La peor actitud es la indiferencia” escribe el autor de 93 años
La ira contra la injusticia permanece intacta. El nazismo cayó, la Resistencia triunfó, pero la amenaza de tiranía no ha desaparecido. El entrañable y poderoso Stéphane Hessel, alto diplomático anciano, guerrillero resistente, redactor de la Declaración Universal de Derechos Humanos y padrino de las redes de protección de los sin papeles, ha logrado colocar en millones de mentes francesas en las últimas semanas su indignación. Hoy Destino pone a la venta el libro en España. El pequeño panfleto, ¡Indignaos!, escrito a sus 93 años, es un modesto libro que grita basta ya.
El iluminado: Contra el proyecto europeo de Sarkozy
"En este mundo, hay cosas insoportables. Hay que mirar bien"
Nada auguraba el éxito del libro hace tres años, en tiempos del sarkozysmo triunfante, cuando Hessel, el embajador de Francia y exguerrillero antinazi, entró en resistencia de nuevo. La prensa de referencia estimaba que Incolas Sarkozy, por tener tres adornos en su Gobierno en la forma de tres ineficaces y jóvenes ministras africanas, era de centro y un chico bonito. Nadie veía el proyecto de restauración de la supremacía blanca europea del que Sarkozy era máximo exponente. Nadie veía el internamiento y la expulsión de niños sin papeles por decenas de miles. Stéphane Hessel, en medio de la indiferencia general, sí lo vio. Y lanzó el primer desafío: "Hay que resignarse a constatar que se violan muchísimos derechos fundamentales en nombre de temores y miedos. Es el miedo de los dirigentes a que su autoridad sea cuestionada. Contra eso, tenemos que rebelarnos", explicó entonces a Público.
El manifiesto lleva siete semanas en el número uno de ventas en Francia
El alto diplomático, tras apoyar de forma organizativa a varios movimientos de resistencia civil franceses y tras ir en persona a echar una mano a los palestinos, redactó este corto planfleto. En pocos días, el bombazo fue inmenso. Ahora, siete semanas en cabeza de ventas y 12 ediciones en Francia después, ya ha sido traducido a 24 lenguas.
La insurrección: Un llamamiento claro, sin excusas retóricas
Sin duda el primer secreto del éxito está en el lenguaje y en el franco optimismo de la acción propio de Hessel. No todo el mundo puede hablar tan claro, sin sectarismos. No hay ni una sola perífrasis en su obra, ni una sola excusa retórica, ni una sola frase dogmática, ni un momento de pesimismo.
Es un llamamiento a la acción para una verdadera insurrección
"En este mundo, hay cosas insoportables. Para verlo, hay que mirar bien, hay que buscar. Yo digo a los jóvenes: buscad un poco, vais a encontrar. La peor actitud es la indiferencia. (...) Si os comportáis así, perderéis una de las componentes esenciales que hacen lo humano. Una de las componentes indispensables: la facultad de indignación, y el compromiso, que es consecuencia de la misma". Y concluye: "Encontraréis situaciones concretas que os llevarán a poner en marcha una acción ciudadana fuerte. Buscad, y encontraréis". El panfleto de Hessel no está escrito por alguien que busque las medallas de salón: es un llamamiento a la acción para una "verdadera insurrección pacífica".
El desafío: Mantener las conquistas logradas hace 70 años
Para poder hablar así, hay que tener una historia personal. Mil detalles colocan hoy a Hessel en una posición clave: niño de orígenes judío-berlineses acogido con los brazos abiertos en Francia. Luego, de joven, con la ocupación nazi, vio más claro que otros. Ya anciano, en el siglo XXI, también. Y en esa clarividencia, derivada de su vida, destaca un punto del panfleto que probablemente sea el desafío clave de la década entrante.
Hessel recuerda que, con Francia todavía ocupada, guerrilleros comunistas y guerrilleros de derechas se pusieron de acuerdo para decidir que educación, protección de la infancia, seguridad social, igualdad, jubilaciones, propiedad pública de los grandes medios de producción y dignidad para los trabajadores eran el progreso. Pese a los destrozos de la guerra, lo lograron y construyeron una de las sociedades más igualitarias, cultas y prósperas que existen.
"El poder del dinero nunca ha sido tan enorme como ahora"
"¿Cómo puede ser que hoy falte dinero para mantener y prolongar esas conquistas, cuando la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde la liberación, un período en que Europa estaba arruinada?". Respuesta meridiana: "Pues porque el poder del dinero, tan combatido por la Resistencia , nunca ha sido tan enorme como ahora, insolente, egoísta, y equipado con sus propios siervos, colocados hasta en las más altas esferas del Estado".
La valentía: Basta con la minoría para levantar a la masa
Fuerte es la tentación hoy de resignarse a pensar que será imposible salir del atolladero de la pobreza que crece, de la destrucción de la sociedad y de la civilización y de la mediocridad de la escena política. Pero Hessel es un hombre que vio los cuernos al toro en una situación mucho peor: el colaboracionismo en Francia. Por eso tiene otro secreto que susurrar a los jóvenes.
Hessel señala la responsabilidad del individuo para levantarse
"Cuando intento comprender lo que causó el fascismo, lo que hizo que fuéramos invadidos por él y por Vichy, me digo que lo que ocurrió es que los pudientes y quienes poseían algo, con su egoísmo, habían tenido un miedo terrible a la revolución bolchevique. Se dejaron guiar por sus miedos. Pero si hoy, como entonces, una minoría activa se levanta, eso bastará, y tendremos la levadura para que la masa suba", escribe. El orden es blando y fácil de tumbar. Los que asienten son sólo unos cobardes, parece decir. "Tú eres responsable, en tanto que individuo", de hacer imposible ese orden blando de la cobardía sobre el que se levantan las tiranías más crueles.
Los motivos: Contra la competición, la amnesia y el consumo
Dice que a los jóvenes les cuesta encontrar motivos para la indignación
El autor asegura que hoy es más difícil para un joven detectar un motivo de indignación. Todo está dominado por "medios de comunicación que proponen a nuestra juventud el horizonte del consumo masivo, el desprecio a los débiles y a la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza". Hessel recuerda que hay dos grandes pozos sin fondo para la indignación: uno, "el abismo inmenso que separa a los más pobres de los más ricos", en el Magreb por ejemplo. Otro, la destrucción de cada vez más derechos humanos, normalmente considerados universales, en un planeta degradado ecológicamente.
En 2008, Hessel explicaba a Público sus temores: "A las causas tradicionales de afluencia de extranjeros pobreza y tiranía mañana va a sumarse una nueva fuente de inmigración: la degradación del planeta y el cambio climático. Va a haber zonas del planeta donde será imposible vivir. La gente estará obligada a irse". Frente a los poderes que ven ya la posibilidad de organizar un mundo rico, rodeado de una masa de infrahumanos, lanza un llamamiento "por una insurrección pacífica" y "no violenta".
La bandera: La rebelión debe caminar sin terrorismo
El anciano diplomático, que ha visto todas las guerras y de todos los colores, que las ha combatido desde finales de los años treinta, confiesa que su principal causa de indignación ahora es la situación de Palestina. Se ha probado que Israel es capaz de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Por eso, Hessel estima que toca izar una bandera. "Es insoportable que ciertos judíos puedan hoy perpetrar crímenes de guerra".
Tras señalar el desequilibrio entre decenas de heridos israelíes y los más de 1.400 hombres, mujeres y niños palestinos muertos, destaca: "Podemos decir que el terrorismo es una forma de exasperación. Y que la exasperación es un término negativo. No habría que esperanzarse. Habría que poder esperar. La exasperación llega cuando se te deniega la esperanza. Es comprensible y hasta diría que natural, pero no por ello el terrorismo es aceptable". Lo que todavía no ha aclarado es qué hará con los beneficios. ¿Bastaría lo recaudado para financiar la revolución?
Hessel no está solo
José Luis Sampedro también está indignado con la indiferencia ante las injusticias y se une al llamamiento del autor francés, con el prólogo de la edición en castellano de ‘¡Indignaos!'.
Principios
En el concreto y directo prólogo, José Luis Sampedro asegura que sus vivencias y las de Hessel "han sucedido en el mismo mundo". El filósofo español reconoce a Hessel como un "brillante héroe de la Resistencia francesa", que siempre se mostró "a favor de la paz y la justicia". Recuerda que ambos nacieron en 1917, vivieron una guerra, soportaron una dictadura y también comparten el malestar por la escandalosa situación que se vive en Palestina y la "bárbara" invasión de Irak. Pero recuerda que no se trata ahora de empuñar las armas ni de actuar como terroristas.
Dinero
Con ironía, Sampedro se pregunta por el bienestar y la inexplicable necesidad de una revolución en "nuestra maravillosa civilización occidental". Dibuja un decorado en el que las democracias han puesto a salvo a "los financieros, culpables indiscutibles de la crisis". Subraya que siguen tranquilos y sin pérdidas. ¿Y qué se ha hecho? Nada: "Ni siquiera se ha planteado la supresión de mecanismos y operaciones de alto riesgo. No se eliminan los paraísos fiscales ni se acometen reformas importantes del sistema". Es decir, "el dinero y sus dueños tienen más poder que los gobiernos".
Voluntad
De la indignación nace la voluntad de compromiso con la historia, apunta Sampedro de forma categórica. "De la indignación tiene que salir hoy la resistencia contra la dictadura de los mercados. Debemos resistirnos a que la carrera por el dinero domine nuestras vidas", explica Sampedro. El autor de ‘La sonrisa etrusca' advierte lo que Hessel parece decir a los más jóvenes, que tengan cuidado y no pierdan todo lo que su generación ha luchado por conseguir. Toca defenderlo, mantenerlo y mejorarlo. "No permitáis que os lo arrebaten", exclama para que actúen, pero sin violencia.