viernes, 28 de enero de 2011

Hablan: Caballero Bonald y Goytisolo

Juan Goytisolo i José Manuel Caballero Bonald, escriptor i poeta, així es defineixen, dues recents entrevistes, on com sempre es barreja literatura (la seva obra), saviesa intel·lectual i política. És un plaer reproduir-les:   

"El lector justifica la literatura"


JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD poeta.

A las puertas de publicar el que dice que será su "libro testamento", aparece la antología 'Ruido de muchas aguas' y reafirma su postura crítica contra la derechización del país

PEIO H. RIAÑO - PÚBLICO - 20/01/2011 

Vive cerca de uno de los pinares más grandes de Madrid, entre calles con nombres de montes. La experiencia de la naturaleza, sobre todo la marítima, nutre gran parte de su poesía, como queda reflejado en la antología Ruido de muchas aguas, que publica Visor. La poesía de José Manuel Caballero Bonald (Cádiz, 1926) se mira en el espejo de Valente y Barral, con la intención de que la palabra termine por significar más en el poema que en el diccionario, aunque él también escribe por acicate, ante el desacuerdo y contra el acomodo. Después de todos estos años se queda con las ganas de haber escrito una novela sobre el Cervantes anónimo, el de la clandestinidad, el andariego, "la nocturnidad de Cervantes por los burdeles de Sevilla". Precisamente tiene todos los premios menos el Cervantes. Tendrá que esperar, al menos, dos años.

- ¿Qué es lo que le separó del grupo de los cincuenta?

No estoy en contra de aceptar esa filiación con el grupo del cincuenta, teníamos cosas en común pero no literariamente. Con Barral y Valente sí, pero con el resto no. La belleza del lenguaje, la corrección de la palabra me alejó de aquel grupo que aceptó los simplistas instrumentos de la novela social.

- En Manual de infractores' (Seix Barral) sí hay escritura desde la indignación.

Sí, pero me refería a los más esquemáticos enunciados de la poesía social, ese empobrecimiento de la palabra poética en beneficio de que llegara al mayor número de destinatarios. Eso me parece literariamente innecesario. Ahora bien, el sentido social de la literatura me sigue pareciendo muy evidente y nunca lo he abandonado. Incluso una vez muerto Franco e ingresados en esta tambaleante democracia he escrito poemarios como Manual de infractores y La noche no tiene paredes, con poemas destacadamente enfrentados a un mundo que detesto.

- ¿Con la edad uno se hace más valiente o consciente de la necesidad que tiene la sociedad?

Es verdad que a medida que he cumplido años me he vuelto bastante directo. Antes me callaba pero ya no. Y menos en un mundo como el actual, con una derechización del país, desde la universidad a la política. Todo ese mundo acomodaticio y conservador, en el que el fantasma de Aznar se aparece cuando menos lo esperas.

- ¿Los jóvenes literatos son valientes o se guardan de la crítica?

Creo que todavía no tienen la edad de ser valerosos o denodados. Pero escritores como Carlos Pardo, Antonio Lucas, José Luis Rey, Azaústre, José Luis Vela hacen una poesía que se aparta del canon, al margen del realismo más simple y de las tendencias figurativas contemporáneas. Ellos son unos desobedientes a los que me siento muy cerca. La gran literatura está hecha por grandes desobedientes.

"El fantasma de Aznar aparece cuando menos lo esperas"

- ¿La poesía es algo más que un pellizco de monja frente al poder?

Dudo que la poesía tenga eficacia social. Antes uno era crédulo y pensaba que podía cambiar el mundo o la historia, pero eso no es más que una utopía. La utopía es una esperanza largamente aplazada. La poesía sólo sirve para enriquecer la sensibilidad del que lee, con eso ya es bastante. El lector justifica la literatura.

- ¿La poesía de Caballero Bonald pasó del experimento a la poesía que se defiende de la vida?

Eso es bastante preciso. Para Pavese, poesía es una forma de defensa contra las ofensas de la vida. Eso lo tengo muy presente: escribo defendiéndome de algo, contra lo que detesto. Quiero que el lector se vea reflejado. A partir de El descrédito del héroe (Bartleby) esto lo tuve muy presente. No quiero pertenecer a esa España que también detestaba Luis Cernuda.

"No quiero pertenecer a esa España que también detestaba Luis Cernuda"

- ¿Es rentable escribir con ira?

No, no lo es. He dicho cosas con aspereza. Y eso me ha ocasionado ciertos desacuerdos, no ha sido rentable, pero eso me da igual ya.

- ¿Qué motivos tiene el autor hoy para rebelarse?

Muchísimos. Desde las agresiones a los corruptos considerados héroes. Siempre me he tenido por un anarquista con gustos burgueses, pero me he transformado mucho con las circunstancias que vivimos hoy, vuelvo a mencionar la derechización. Somos un país aconfesional que siente nostalgia de la España nacional católica. Hay cosas que no te puedes explicar, como el hecho de que haya franquistas que puedan llevar a los tribunales a un juez acusándole de juzgar los crímenes del franquismo ¿Quién entiende eso? Estamos pagando aquella Transición cosida con alfileres. Es incomprensible que no se haya creado un tribunal que juzgara a los crímenes del franquismo.

- ¿Qué aporta la memoria como recurso narrativo?

La memoria es fundamental, el factor desencadenante de la acción literaria. Recuerdo cosas que he vivido y las modifico, las deformo. No como género autobiográfico, simplemente es el telón de fondo de lo que estoy explicando. Reproducir los recuerdos y modificarlos.

- ¿Y entre la memoria y la verdad?

A mí la verdad en literatura no me interesa para nada. Todo es ficción. El escritor miente todo lo que puede si eso favorece a la ficción literaria.

- ¿Le interesa hurgarse públicamente?

La verdad es que llevar al papel el viaje interior me cuesta trabajo. Sin embargo, es cierto que mi próximo libro es la búsqueda de mi interioridad, para ver hasta qué punto es verificable por la literatura. Cuando interiorizo hasta tener una iluminación, ocurren estas cosas. Será un libro testamento. Un libro largo, muy especial. De lo que he escrito será lo que merezca la pena.

"La vejez es una época envidiable"


ENTREVISTA: JUAN GOYTISOLO escritor de ROSA MORA - EL PAÍS - 19/01/2011

Juan Goytisolo cumplió 80 años el 6 de enero. Lo celebra con la publicación del octavo volumen de su obra completa Guerra, periodismo y literatura (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). Está activo, muy activo. Se ha involucrado personalmente en la edición: ha revisado, modificado o hecho introducciones en un volumen que muestra su trayectoria intelectual y ética.

"No me extraña lo de Túnez. Era una cleptocracia y un estado policial"

"El Premio Nacional me sentó como un tiro. No quiero ser un bien nacional"

Para Goytisolo fue ayer inevitable hablar de Túnez. "No me extraña lo que sucede. Es el único país árabe que ha tenido una experiencia democrática y laica. Ahora era una cleptocracia, un estado policial. La autoinmolación de un joven, el escándalo que se creó por los papeles de Wikileaks y la influencia de las nuevas tecnologías ha hecho que la población estallase". "¿Efecto contagio? No creo. Quizá Egipto, donde la oposición se siente tan ahogada como en Túnez y donde aumenta la pobreza".

Pregunta. En la introducción de este volumen dice que el ordenamiento que ha hecho de su pensamiento crítico le ha ayudado en la búsqueda de la serenidad propia de la vejez.

Respuesta. Cuando llega la vejez no necesitas competir con nadie. La vejez es una época envidiable. Con la edad tomas distancia, estoy y no estoy.

P. Es obvia la relación que hay entre sus artículos periodísticos y la creación literaria.

R. La creación es paralela a la reflexión crítica y literaria. Son inseparables. Tras mis viajes a Sarajevo y los artículos que publiqué, escribí Ciudad sitiada y El sitio de los sitios. Quería poner a los lectores en la misma situación de los sitiados de Sarajevo. También fue mi venganza contra la Europa indiferente.

P. Tenía más de 60 años cuando decidió ir a Bosnia. ¿Por qué lo hizo?

R. En la primavera de 1993 viví dos meses en Berlín, donde me encontré con Susan Sontag. Ella me dijo: "Tienes que ir a Sarajevo". Y fui. Nunca le agradecí suficientemente esta incitación.

P. Más de 20 años después ¿cómo lo ve?

R. La convivencia entre comunidades que existía antes del nacionalismo serbio de Milosevic ha desaparecido.

P. En De la Ceca a la Meca, incluido en el libro, se ve su interés y preocupación por las relaciones entre el islam y Occidente.

R. Los textos partieron de las dos series que hice para TVE, Alquibla I y Alquibla II. Quería mostrar la diversidad del mundo musulmán, la cultura, la arquitectura, la música, las tradiciones... Una cosa es ser musulmán, otra ser islamista y otra pertenecer a Al Qaeda o a uno de esos grupos en los que la gente se inmola.

P. Habla de que el principio fue la guerra del Golfo.

R. La videoguerra del Golfo, una oficina de propaganda para difundir mentiras. Hoy eso ya no es posible. No es posible el silencio plúmbeo sobre la matanza de 8.000 bosnios en Srebrenica el 11 de julio de 1995. El silencio duró 40 días y quien lo rompió fui yo, que pude enterarme en Sarajevo por los testimonios de algunos que pudieron escapar. Ahora lo vemos todo en directo.

P. Ha cumplido 80 años, ¿se arrepiente de algo?

R. He hecho algunas rectificaciones. Me puedo arrepentir del artículo Pueblo en marcha que escribí con el entusiasmo de 1961 sobre la revolución cubana. Me desengañé. Hay que dar cuenta de estas cosas.

P. Nunca se afilió al Partido Comunista.

R. Mucha gente de mi edad, sí. No entré, lo que me evitó ser anticomunista. Cuando visité la URSS conté lo que veía. Nos decían una cosa y veíamos otra. Hay un abismo entre la realidad y la realidad ideologizada.

P. Le han preguntado muchas veces qué lugar ocupa en la literatura española y contesta que ninguno. No es posible.

R. Eso lo decidirá la historia. Mi trayectoria es singular, no creo en las agrupaciones generacionales. Mi literatura es anómala.

P. ¿Qué quiere decir?

R. Que he roto moldes.

P. Lo hizo con Señas de identidad y, sobre todo, con Don Julián.

R. Estaba en Tánger y contemplaba la costa española. Fue fácil identificarme con la figura de don Julián para buscar las raíces del nacionalcatolicismo. Estaban en la Inquisición.

P. ¿Cómo ve hoy a la Iglesia en España?

R. Regresa cierto espíritu de cruzada. Su Antigüedad Benedicto XVI habló de que hay que reconquistar España. Solo se me ocurre el humor para hablar de ella.

P. Ha recibido muchos premios, el Juan Rulfo, el Nelly Sachs, el Octavio Paz, el Nacional de las Letras...

R. Este me sentó como un tiro. Nunca he querido ser un bien nacional. Me molestó, pero acepté.

P. ¿Y el Don Quijote?

R. Me encantó. Como dice Carlos Fuentes soy de nacionalidad cervantina.

P. En marzo recibirá en Ramala el primer Premio de la Fundación Mahmud Darwish.

R. Me honra y me quita el mal sabor de boca que me dejó aquel premio internacional que quisieron darme y que supe que estaba dotado por Gadafi. No tiene dotación, ni yo hubiera aceptado un solo centavo palestino.